Por:
Ramón Antonio Veras.
I.-
Las dificultades de convivencia de
grupos humanos
1.-
En una sociedad cualquiera se presenta lo que se conoce como situación que es
el momento de un proceso o fenómeno caracterizado por un conjunto de
condiciones y circunstancias que se han creado en forma objetiva, y el
conocimiento que se tenga de ellas hace posible la forma de enfrentarlas. Los problemas sociales tienen relación directa con las actividades
de las clases sociales.
2.- Cada época de un país tiene sus períodos
críticos que motivan preocupación y se resuelven enfrentándolos con sentido
social. Los contratiempos causados por
la vida en sociedad hay que encararlos, y la solución se alcanza buscando la
salida más adecuada. El remedio debe guardar relación con el aprieto que crea
la enfermedad, porque la adversidad se combate o se acepta.
3.-
En una comunidad de mujeres y hombres no todos tienen la misma formación ni
igual comportamiento. El nivel de educación de cada quien le guía en sus
actuaciones, por lo que debemos estar preparados para saber cuándo nos estamos
moviendo en un medio integrado por individuos que sirven de patrón para lo
mejor y lo peor.
4.-
Ante las complicaciones que tienen que ver con la forma de comportarse los
ciudadanos y las ciudadanas, es necesario tomar los correctivos de lugar con el
fin de mediante advertencias educativas o sanciones, lograr que los
desaprensivos ajusten sus actos a lo correcto y procedan como personas
educadas. El incorrecto hay que someterlo a las actuaciones pertinentes para
que supere sus incongruencias.
5.-Las
dificultades presentes en nuestro país están vinculadas con el ordenamiento
actual y solamente pueden ser analizadas certeramente si se examinan tomando en
cuenta su interdependencia. El enlace de las cuestiones nos lleva al examen
cognoscitivo y a saber el método que se debe aplicar para obtener los
resultados perseguidos.
II.-
Necesidad de reeducar a los desordenados
6.- De la misma forma que censuramos a los
funcionarios que no cumplen con su deber en el ejercicio de sus funciones, no
debemos mezquinar para desconocer cuando están cumpliendo o hacen el esfuerzo
para ejecutar adecuadamente. Hay que saber valorar lo beneficioso aunque no se
haga a la perfección deseada. Lo encomiable se aprueba con la misma fuerza que
se censura lo malo, porque proceder en forma diferente seria incoherencia. Aceptar o rechazar sin razón ni
fundamento es puro capricho.
7.- La convivencia civilizada no puede ser
conformada solamente por los que dirigen
los distintos órganos del Estado. Se requiere también el concurso de los
munícipes interesados en cohabitar con civilidad; la sociabilidad debe ser de
interés común, por lo que es una
necesidad que cada quien haga un esfuerzo por afinar su conducta. Es signo de desarrollo mental urbanizarse y
eliminar todo lo que entraña barbarie e incivilidad.
8.-
Los hechos están demostrando que la actual alcaldía de Santiago hace esfuerzos
por cambiar, en parte, el estado en que
encontró la ciudad como consecuencia del descalabro que dejó la gestión
anterior. Ciertamente que ninguna persona sensata puede pensar que en corto
tiempo se van a solucionar los
acuciantes problemas que desde hace años hemos acumulado y que nos lastiman.
9.-
Los santiagueros y las santiagueras que en distintas ocasiones hemos levantado
la voz para que a nuestra villa llegue el final
del padecimiento prolongado que hemos tenido que soportar, sabemos que
se hace necesario que los mejores
munícipes accionen para vencer la resistencia de aquellos comunitarios que se
comportan en forma irresponsable dando demostración de que tienen una conducta
adecuada para vivir en la anarquía.
10.-
La falta de orden en la ciudad de
Santiago de los Caballeros, no ha estado
solamente en el proceder sinvergüenza de algunos de los que han estado al
frente del gobierno municipal, sino
también en la ausencia de conciencia cívica de muchos de nuestros coterráneos
que actúan como entes sociales que tienen trastornos en sus facultades mentales
y están imposibilitados de ser ordenados. Los irreflexivos se creen con derecho
a vivir como chivos sin ley; manga por hombro.
11.-
Por muchas regulaciones que se adopten para el normal funcionamiento de la
ciudad de Santiago de los Caballeros, va a ser muy difícil alcanzar tener un
medio social organizado y limpio porque
diversos segmentos no están preparados para
el orden y la limpieza. A muchos de los vecinos de Santiago les resulta casi
imposible ver su habitad aseado y debidamente arreglado.
12.-
Sin importar de la generación que sea, a ningún habitante de Santiago le puede
pasar por la mente que con la composición social de hoy vamos a volver a ser la
unión de mujeres y hombres que integramos la jurisdicción de antaño. Hay que reconocer que la vecindad
de tiempos pasados jamás puede ser la de ahora, porque el ordenamiento social
del pasado no es el mismo del presente.
13.-
Si hoy no estamos en condiciones de hacer de la ciudad de Santiago de los
Caballeros, el ambiente que merecemos y necesitamos, debemos luchar para, por
lo menos, conquistar un espacio que pueda habitarse; apto para vivir con
limpieza y orden. Sin recular en los reclamos, siempre existe la posibilidad de
reafirmar lo logrado y continuar adelante para llegar a tener lo anhelado.
14.- La diversidad clasista; el desacuerdo de
aspiraciones; la discrepancia con relación a lo que queremos y podemos
conseguir, crea un ambiente de
disidentes y partidarios; de adeptos y renegados, así como la separación entre
los que están de acuerdo en luchar y los que aprueban no dar los pasos para
llegar a disfrutar de la ciudad que queremos. Mientras los habitantes de
Santiago estemos disgregados en las intenciones posibles de materializar y los
objetivos no viables, nos vamos a mantener como un conglomerado de tirantes.
15.- Es de mujeres y hombres prudentes ser
eficientes para desplegar sus capacidades y hacer aquello que creemos posible lograr. En nuestro querido
Santiago hay toda una combinación de clases, sectores y capas sociales que si
unifican criterios pueden realizar toda una serie de actividades que, con el
concurso de las autoridades municipales, alcancen lo que aspiramos para tener
un espacio bonito y organizado.
16.-
Lo importante es que aquellos que quieren a Santiago en orden y aseado, se
dispongan a ejecutar sin pretensiones personales; que lo primordial sea aquello
que es de bien para la comunidad sin buscar sobresalir. Lo decisivo, lo que
debe mover las fibras civilistas de santiagueras y santiagueros son los puntos
básicos, y poner los asuntos secundarios
al margen. Un Santiago tratado con primor prueba la delicadeza de sus
habitantes.
17.-
Si se logra arrinconar a los que tienen un proceder desordenado, más temprano
que tarde es factible cambiarle a
Santiago la cara fea que todavía tiene, no obstante los esfuerzos de la actual
dirección municipal. Es una labor positiva impedir acciones perturbadoras de quienes no están en
condiciones de compartir con personas de buenos modales. Aunque no es nada
cómodo apaciguar a los incorregibles, en
nombre de la tranquilidad espiritual de la comunidad hay que armarse de
optimismo.
18.-
Todos aquellos habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros, que
desean vivir en limpieza y orden deben mantenerse firmes, con el pleno convencimiento
de que para triunfar y lograr sus
propósitos tienen que demostrar
tenacidad. La cohabitación de los que
han sido instruidos para ser ordenados y limpios, con los que solo saben turbar
y ensuciar, depende de la comprensión y
tolerancia de los que están armados de
civilidad.
III.-
Objetivo a cumplir por un Santiago acogedor
19.-
Es una verdad irrefutable que ninguna
comunidad humana está compuesta por personas de igual proceder, pero ante la esencia de la convivencia se impone
que quienes están hechos para trastocar se les reeduque a los fines de
adecuarlos a la cohabitación. Aquel que no se aviene al buen vivir hay que
tratar de que se ajuste a la decencia mediante una adecuada y oportuna
instrucción.
20.-
Frente a la realidad de ocupar la misma
demarcación de Santiago de los
Caballeros y por estar avecinados con
los desordenados, lo que procede es no
desmayar; mantener el ánimo para seguir
adelante hasta lograr que nuestro espacio
sea en su mayor parte poblado por moradores que se acomoden para vivir
con la idea de que es posible ser un deseable paisano.
21.-
En la vida debemos de ser realistas. Si no podemos lograr por completo lo que
aspiramos, sin ser conformistas debemos
aceptar una parte del todo. Por mucho esfuerzo que se haga, a veces no está a
nuestro alcance ser acreedores de la suma, y tenemos que aceptar una porción de
lo que por entero habíamos deseado.
22.- Rechazar la suciedad entraña estar
educado en la higiene. Desprecia la sanidad el ciudadano o la ciudadana que
luego de tomarse un refresco lanza el vaso plástico a la vía pública o tira a la calzada la cáscara del guineo que
había ingerido. El esmero en la pulcritud no se adquiere con dinero, sino con
educación familiar y escolar. El descuidado es una víctima social incapaz de
superar la grosería.
23.-
En un ambiente social cualquiera, el nivel educativo alto o bajo de los
habitantes se comprueba por la forma de
comportarse. El ciudadano grosero es fácil de identificar porque sus actos los
realiza en forma chabacana; es de trato
insolente; tiene una existencia individualista
que le lleva a creer que el mundo le pertenece, y su conducta egoísta le
hace actuar interponiendo su conveniencia a los demás.
24.-
Recorrer las calles de la ciudad de Santiago de los Caballeros, permite
aprender lo que es un conglomerado de personas con formación sumamente distinta
y que con sus actuaciones demuestran que no son homogéneas en la forma de comportarse. De ahí que es normal
encontrarse con el santiaguero que daña el ambiente donde vive y con el que le
es útil por entero a la sociedad.
25.-
Un objetivo a cumplir por aquellos que aspiran a un Santiago acogedor debe ser
formarse la idea de que por encima de la labor que realice la alcaldía, se hace
necesaria una acción educativa para que quienes con sus actuaciones quieren
volver patas arriba a nuestra ciudad,
cambien sus hábitos de desarreglarlo todo y convertir así el ambiente en
espacio sin orden ni concierto.
26.-
Por encima de las dificultades que tiene el Santiago de mis amores y
sinsabores, sé que va a llegar el momento de ser habitado por munícipes que
desean vivir decentemente, que son aquellos que se desviven por compartir con
civilidad y sueñan con armonizar con
franqueza en una ciudad organizada y limpia.
Santiago
de los Caballeros,
11
de junio de 2018.