Por: Ramón Antonio Veras.
Una explicación introductoria
El martes 27 de febrero próximo pasado, 2018,
en un acto efectuado en el local de la Benemérita y Respetable Logia El Nuevo
Mundo, me fue entregado un pergamino de reconocimiento, y con tal motivo dije
algunas palabras de las cuales cito las siguientes:
I.- Agradezco esta distinción
a.-
Hasta el ser humano más cachazudo y dominado enteramente por la parsimonia
reacciona brioso y decidido al ser objeto de un homenaje. El parsimonioso se
agita al saber que ha sido tomado en cuenta porque resulta difícil mantenerse
despreocupado ante algo que trae alegría.
b.- Sentirse alegre tiene mayor significación
cuando lo que impulsa al encanto ocurre en un medio social como el nuestro en
el cual la comunidad se mantiene insatisfecha por toda una serie de fenómenos
desagradables que llevan desánimo al más amigo de los alborotos. En el ambiente
nuestro es bien recibido todo aquello que nos trae sano regocijo.
c.- Sería un hipócrita si fingiera decir que
no me sentí bien al momento de recibir la noticia de que un organismo de la
ciudad donde vivo decidió hacerme objeto de una distinción. Porque en mi vida
me he comportado franco, debo decir con toda sinceridad que, ciertamente, me
puse contento al saber que la Benemérita y Respetable Logia El Nuevo Mundo # 5,
con motivo de cumplir el Centésimo Quincuagésimo Noveno (159) Aniversario de su
fundación, me había distinguido por mis
aportes significativos a la provincia de Santiago.
d.- Es mi deseo que los directivos y miembros
de esta institución acepten las gracias que les doy por la distinción que me
han hecho, la cual creo prescindible, ya que las motivaciones tomadas en cuenta
para otorgármela las considero irrelevantes, porque mi sencillo aporte forma
parte de los compromisos que tengo con mi país y los demás pueblos del mundo.
e.- El homenaje lo acepto con absoluta
humildad, despojado de todo orgullo y libre de cualquier vanidad. Lo acato con
el convencimiento de que al recibirlo comprometo más el deber que tengo como
munícipe de Santiago de los Caballeros.
f.- El placer que me generan los reconocimientos
me hacen sentir bien y nada más. La mayor satisfacción que me producen es que
puedan servir para que otros dominicanos y dominicanas se hagan acreedores de
iguales distinciones por su comportamiento y las contribuciones que puedan
hacer para que podamos llegar a tener el país por el cual luchamos, merecemos y
necesitamos.
II.- Lo que hace al ser humano digno de
elogios
1.- Debo confesar que las veces que he sido
objeto de alguna distinción, más que en el halago pienso que lo más importante
es que sirva como motivo para que los dominicanos y las dominicanas del futuro
lo tomen como pretexto para aspirar a ser dignos de igual consideración.
2.- Es mi creencia que el ser humano no debe
incidir en la vida pública pensando en llegar a ser famoso, ganar notoriedad ni
aspirar a que lo califiquen de reputado o renombrado. El ciudadano o la
ciudadana que cumple por convicción con el dictado de su conciencia, jamás
puede perseguir con su accionar ganar prestigio, popularidad o ser acreditado,
porque actúa respondiendo a ser, pura y simplemente, un ente social fiel a sus
ideas, no para ganar incondicionales,
ser laureado ni motivar entusiasmo hacia su persona.
3.- Es un deber ciudadano estar integrado a
los diferentes espacios de la lucha por llevar conciencia cívica a sus
conciudadanos, sin que con su prédica procure ganar adeptos, admiradores o
fieles seguidores. No procede con coherencia aquel que expone sus creencias no
para educar, sino procurando incondicionales mediante la exaltación; sembrando
fanatismo con un mensaje cargado de fervor sin contenido social alguno.
III.- Fijar en la niñez el cumplimiento del
deber sin esperar recompensa
4.- El niño que es orientado para que sea
buen ciudadano se forma la idea de que debe aprender para bien asimilar los
principios y normas que pondría luego en ejecución. Pulir la mente, estimular
la excelente formación es contribuir a que el bisoño llegue a ser un ente
cultivado por las buenas costumbres. Contribuir con el mejoramiento de la
sociedad es civilizar para hacer posible la socialización de los buenos
sentimientos.
5.- Es de suma importancia fijar en la mente
de la niñez dominicana la disposición de actuar motivada por el sentido del
deber y para que comprenda que obrar cumpliendo responde a ser consecuente
consigo mismo, que lo que se hace atendiendo a un compromiso social no hay que
esperar premio o galardón alguno. Si estamos conscientes de que la lucha por
llevarle conciencia a la clase obrera para que comprenda su misión histórica,
cómo organizarse y plantear sus demandas es una responsabilidad puesta a cargo
de los hombres y mujeres de avanzada, y al realizar semejante tarea no hay que
sentirse merecedor de retribución.
6.- No hace otra cosa que proceder
correctamente, honrar su deber y compromiso social aquel profesional del
derecho que hace uso de la toga y el birrete para defender a los perseguidos y
presos por su posición política, por lo
que resulta un contrasentido esperar satisfacción o pago por algo que es un
deber de conciencia; la puesta en práctica de lo que es y debe ser la
realización de un mandato; una diligencia que está en la esencia misma de quien
se considera cumplidor de los principios éticos y morales que está llamado a
honrar el abogado íntegro, escrupuloso y abnegado.
7.- El ciudadano que se identifica con los
que hacen suya la brega por el adecentamiento de la vida pública del país y el
funcionamiento real y efectivo de las instituciones, no hace otra cosa que ser
coherente con su creencia si abraza las causas de aquellos que se movilizan
reclamando que se gobierne en base a la Constitución y que se le aplique la ley
a todos y todas por igual. No debe esperar lisonjas, ponderaciones, alabanzas
ni piropos quien es coherente con lo que sermonea.
8.- Una persona pone a prueba la vocación
democrática por la actitud que exhibe frente a un gobierno odioso y despótico
que aplica métodos salvajes contra sus opositores desconociendo las garantías
constitucionales. Ante semejante situación, el ciudadano comprometido con las
causas nobles no tiene otra alternativa que
enfrentarlo sin esperar que por su posición se le haga exaltación a su
ajustado proceder, ya que la actitud adecuada es la que debe prohijar sin
esperar apología de ninguna clase.
9.- Dentro de los deberes de los que abrazan
las causas justas de los pueblos está ir a los barrios marginados del país, y
en sus centros culturales impartir charlas y conferencias, así como llevar a
cabo seminarios, a los fines de despertar la conciencia de sus miembros, sin
que por sus acciones esperen recibir glorificaciones.
10.- Hacer uso de los medios de comunicación
para orientar correctamente a la opinión pública mediante mensajes cívicos, no
le da derecho al escritor u orientador a recibir congratulaciones, ya que es
deber de toda persona que cultiva el intelecto con responsabilidad
desarrollarlo con el objetivo de dar a conocer su pensamiento expresando
aquellos valores que sirven para crear un ambiente en el cual la vida en común
se haga acorde con normas de civilización.
11.- No tiene que esperar elogios aquel que
escribe con sentido de compromiso social, porque está obligado a crear con su
forma de escribir un estilo distinto al de aquellos que ponen su inteligencia
al servicio de causas extrañas a la sana y oportuna orientación. La mente, la
razón tiene valor por su uso en provecho de la comunidad, pues lo contrario
sería ser inteligente sin contribuir con la facultad que se tiene para la
entrega de conocimientos al medio social.
12.- La persona sensible demuestra su
posición con relación a la solidaridad, expresándola en cualquier momento y sin
distinguir que la manifieste en su lar nativo o en el extranjero. Para ser
solidario e internacionalista hay que actuar despojado de todo criterio
chauvinista o patrioterismo sectario. Llevar a la práctica, defender la causa
de los demás no hace al practicante merecedor de títulos de dignidad,
respetabilidad y prestigio, como tampoco merecedor de fama, gloria ni
reputación. La posición de un individuo cualquiera en la sociedad donde vive no
se la da su forma de pensar, sino la postura que asume ante los hechos; las
actuaciones son las que en última instancia van a determinar el nivel, su
estatura respecto a los demás.
IV.- Por las personas hablan sus hechos
13.- Nadie nace con la designación de lo que
va a ser mañana como ente social; cada quien tiene la posibilidad de hacer su
destino; el medio donde acciona le impulsará a tomar tal o cual determinación.
Así como hay personas que se comportan como si no existieran en el planeta
tierra, con lo que prueban ser inexistentes desde el punto de vista de la
producción social, hay otras que son las hacedoras; las que llevan a cabo su
pensamiento ejecutando, y ponen en marcha materializando sus proyectos,
produciendo para el bien y la satisfacción de todas y todos.
14.- Lo que una persona hace o deja de hacer
en el tránsito por la vida, la reseña detallada en lo que ha intervenido, nunca
podrá ser la invención de un componedor interesado en hacer confusa la imagen
de alguien con un historial de lucha social fundamentado en documentos en los
cuales están asentados los antecedentes de los acontecimientos en los cuales ha
intervenido.
15.- Lo que enseña el accionar sincero es que
el que hace labor social con sentido cívico y de política honrada no debe
actuar pensando en llegar a ser calificado como decoroso, íntegro, probo o
pudoroso. Nadie puede definirse por lo que crea de sí mismo, ni por los
reconocimientos de que sea objeto. Lo que le va a servir al ser humano para su
definición son los hechos, las acciones; sus obras materiales y espirituales;
su quehacer en el medio donde ha desarrollado sus actividades, sin importar la
heroicidad, proezas e intrepidez bajo las cuales han sido llevadas a cabo. Las
hacedoras y los hacedores no necesitan reconocimientos porque sus hechos están
ahí, y no los eliminan los perversos ni
la unión de las lenguas viperinas.
16.- En lo que a mí respecta, aunque me
alegra recibir una distinción, seguiré haciendo mía la idea expuesta por José
Martí: “yo no trabajo por mi fama, puesto que toda la del mundo cabe en un
grano de maíz”. Este pensamiento martiano, luego fue fielmente interpretado por
el comandante Fidel Castro, cuando dijo “toda la gloria del mundo cabe en un
grano de maíz”.
Santiago de los Caballeros,
12 de marzo de 2018