Por: Ramón Antonio Veras.
a.- En ninguna parte del mundo los seres humanos se movilizan a no ser por algo que les
impulsa a accionar en uno u otro sentido. Lo que es el fundamento, lo que les
llama a actuar está en su conciencia, en
lo que han asimilado en el medio
donde viven.
b.- La señal de letargo, el estado de sopor lo rompe el pueblo de un
momento a otro cuando decide ponerle fin al aturdimiento político, cambiándolo de soñolencia por el despertar.
c.- En nuestro país, en los últimos tiempos la lucha de masas a nivel de
movilizaciones se ha visto limitada
evidenciándose una parálisis, algo así
como un agotamiento que revela
estancamiento. Es notorio como se ha
detenido el movimiento obrero, gremial, estudiantil y sindical, incluyendo a
los intelectuales más conscientes y comprometidos con los cambios sociales.
d.- En lugar de avance, adelanto, lo que se ha observado es marcha atrás;
un recular de lo que en otra época fue fogoso adelanto,
un rebase para triunfar. Hoy hay un rezago
de la movilización popular
I.- Bien recibidas las movilizaciones
1.- Los verdaderos demócratas, aquellos que históricamente han estado
identificados con los mejores intereses, demuestran alegría cuantas veces
advierten el despertar de los oprimidos. La animación trae regocijo, contagioso
gozo y sentido de diversión.
2- En los momentos de justos reclamos es cuando salen a la luz los
verdaderos intérpretes del sentir
popular, aquellos que creen en el poder de las masas para decidir su
propio destino. El retiro, abstenerse no cuadra en quienes están formados para
accionar codo con codo con los que en cada país son los más.
3.- El avance de la lucha popular crea buen humor en los sectores
progresistas, que se sienten motivados a continuar contentos al lado del pueblo. Una vez las fuerzas motrices se activan ponen de
grato carácter a quienes han abrazado en forma sincera la lucha popular.
4.- Es aleccionador observar a
hombres y mujeres moviéndose en una misma línea reclamando iguales
puntos, poniendo por delante semejantes reclamos. Las masas populares unidas
demuestran disposición de hacer exigencias, invocar idénticas pretensiones y
por el mismo camino llegar hasta el final.
5.- El deseo del pueblo por hacer
realidad sus conquistas lo mueve a
trillar unido la misma ruta; su
aspiración de alcanzar el fin perseguido en lo político y social, le genera el
ánimo para afianzarse y confiar en sus propias fuerzas.
6.- La acción unitaria prueba consolidación, afianzamiento; robustece las
reclamaciones, colocando en posición de debilidad a los adversarios, que se
tambalean demostrando flaqueza. La unificación va en consonancia con la armonía
de los que se activan por igual objetivo cívico o político.
7.-Las marchas unitarias con sentido de fraternidad envían un buen mensaje
porque revelan unificación de propósitos. La hermandad entraña consenso y aleja
toda idea de desaprobación y distanciamiento, que tanto daño han hecho a los
proyectos de unificación que se han gestado
en distintas etapas de la vida política del país.
8.- Los pueblos dan demostración de que desean elevarse, ponerse de pie,
estirarse para despegar, cuantas veces sacan a flote romper la quietud que
habían mantenido. La insumisión es signo de cambiar el
sometimiento por un nuevo modo de
comportamiento para acabar con el acatamiento, el obedecer que solo conduce al descalabro, al
derrotismo, al pesimismo.
9.- Hombres y mujeres accionando, levantando sus consignas a una sola voz,
expresan cohesión, lo que le da resistencia, vigor y gran solidez para mantenerse
forcejeando sin claudicar ni rajarse, para no
llegar a una deshonrosa
transacción. No hay espacio para la renuncia, la rendición cuando existe la
voluntad de insistir hasta vencer.
II.- El despertar de las masas populares
10.- El despertar de las masas populares es un buen signo, porque al moverse dan demostración de que se han
sacudido, animado, que están
despabiladas; que han decidido olvidar el adormecimiento y ponerse en
tensión, romper con el apaciguamiento, excitarse con plena fogosidad y
permanente jaleo. El deseo del pueblo a sacudirse pone a temblar a sus contrarios porque revela
que la paralización que mantenía, como un absurdo reposo, ha desaparecido.
11.- El hecho de que amplios sectores del conglomerado nacional marchen con
sentido cívico es un logro porque solo movilizadas pueden las masas avanzar y
materializar sus demandas. En el arranque está el impulso, la resolución de
comenzar a recorrer el camino del triunfo.
12.- Cuantas veces la comunidad, o de ella los comprometidos con las mejores causas se ponen en marcha y
convocan planteando las reivindicaciones más sentidas de las masas, a su lado deben caminar las
clases y capas sociales identificadas con las ideas progresistas y los cambios
sociales, para que solo queden atrás las
fuerzas identificadas con el
atraso, el pasado de opresión y desprecio al progreso.
13.- Los trabajos colectivos para
alcanzar lo que conviene a la
mayoría de la sociedad, deben ejecutarse
de manera constante, en forma incesante y sostenida; persistentes para mantener el calor de la
lucha, la vigencia de las demandas y colocar en
situación de debilidad a los contrarios.
14.- Debe existir la armonía entre los que luchan por una misma causa,
porque la coherencia da fuerza, la concordancia evidencia la
unidad en la acción de lo que se persigue lograr. El desacuerdo, la
disconformidad debilita la lucha popular y favorece a los enemigos.
15.- Pero los que marchan por las buenas causas no deben olvidar que está
comprobado que los grupos retardatarios que controlan los resortes del poder
del Estado, se manejan sumamente bien cuando las masas están controladas por
políticos oxidados, acostumbrados a
transigir; enmohecidos de tanto aceptar dejar pasar; que muestran tener el
aguante que necesita la minoría nacional para sojuzgar a la mayoría del pueblo.
El contemporizador político hace de
retranca, ataharre de los movimientos sociales.
16.- Es evidente que el entorpecimiento a las acciones de los de abajo,
impedir o hacer colapsar su decisión de activarse por ver materializadas sus más sentidas aspiraciones, es un objetivo de los que están al asecho y trabajan para estorbar, atenazar, atrofiar el ímpetu de las fuerzas que con
brío procuran romper la calma, la pasividad a la que la han condenado
sus enemigos tradicionales.
17.- Los sectores contrarios a los cambios sociales se sienten gananciosos,
fortalecidos en la medida que logran
frenar, entumecer a los sectores más activo de la sociedad. El estatismo, la
inmovilización conspira contra el espíritu de cambio, al deseo de salir delante
de los que están al margen del poder político, del dominio del Estado. El
pueblo se ve inválido, en estado de embotamiento, aniquilado, atado por
los pies y por las manos
cuando evidencia marasmo, ausencia de ánimo.
Reflexiones finales
18.- En las movilizaciones de los pueblos siempre hay que tomar en cuenta
el contenido, la esencia, el fondo político y social que sirve de motivación a
las mismas. Resulta determinante que los más calificados y lucidos dirigentes
mantengan su reloj político histórico en hora, para que la buena fe y voluntad
del pueblo no sean burladas por aquellos politiqueros que procuran pescar en
río revuelto.
19.- Conviene saber el fondo que
sirve de motivación a la convocatoria, porque solamente una causa con sentido
social justifica la citación a un encuentro popular. Lo pertinente, lo
provechoso para la comunidad, lo prueba
la validez para un llamado a la movilización.
20.- La participación de ciudadanas y ciudadanos en actividades cívicas,
sociales o políticas deben responder a objetivos concretos a alcanzar en una
determinada coyuntura histórica. Un reclamo vacío conduce a resultados fallidos
que se traducen luego en frustración,
aniquilando el espíritu, el dinamismo
de todo lo que significa diligencia, celeridad para triunfar, dándole
paso a la abulia, dejadez y quietud.
21.- El clamor popular, el fragor de
las masas debe tener respuesta a los fines de que no se marchite el entusiasmo
que les sirve de motivación y las impulsa a mantener vivo el deseo de obtener
lo que se han propuesto con su brega. Mover al pueblo con el único fin de
mantenerlo en la calle no conduce ni resuelve nada desde el punto de vista de
la lucha social.
22.- La actividad política debe
responder a un programa previamente concebido, el cual ha de recoger los
objetivos que se proponen alcanzar sus sostenedores. Aquellos que tratan de
movilizar a las masas populares
están en el deber de explicarles el alcance de lo que se procura con el
accionar. La táctica y la estrategia
tienen que ser orientadas y ejecutadas atendiendo a lo que se persigue en el
momento del accionar.
23.- El trabajo político dirigido a
las masas populares debe ser lo suficientemente claro para que sea comprendido
y aceptado por los mejores hombres y mujeres de la sociedad, los cuales
responden con su presencia cuantas veces se les explica con claridad, en forma
nítida el alcance de los puntos contenidos en la proclama que sirve de
fundamento programático a la convocatoria.
24.- Los métodos de lucha política se elaboraron tomando en consideración
los escenarios donde se han de aplicar, los actores que los han de llevar a la
práctica y frente a quienes se van a oponer. Todo esto impone un trabajo
prudente, sumamente cauteloso y reflexivo para que sea coronado con el éxito.
25.- En política, la euforia, el
optimismo no puede guiarnos al entusiasmo absurdo de subestimar al adversario,
porque la prematura efervescencia a
veces lleva al fracaso convirtiéndose la ilusión en postración y depresión. Hay
que sopesar, tantear de triunfo, así como también la posibilidad derrota.
26.- Poner en movimiento a una gran
parte del pueblo entraña motivación a que se ponga en tensión con la finalidad
de lograr un objetivo que con su pasividad no había alcanzado, de donde resulta
que al ser estimulada responde a la exaltación persuadida de halagüeños
resultados. Moverse por ilusiones no tiene sentido en la política, la cual se
nutre de realidades, nunca de abstracciones.
27.- La pasividad no contribuye a
los cambios requeridos en el seno de la sociedad; la inacción sólo favorece a
los que se aprovechan del estatus quo. El dinamismo, el accionar coordinado y
consciente contribuye a romper la indiferencia, la inercia que aniquila la
justeza de la resistencia, la beligerancia hacia la combatividad.
28.- No se puede olvidar que la realización de un proyecto político que
aspira a ser distinto a los existentes en lo que a método y programa se
refiere, debe ser dirigido para actuar con suma inteligencia, sentido objetivo
y práctico; y en ningún momento perder la lucidez para mover con razonamientos
convincentes, argumentos concluyentes y fines loables y alcanzables.
Santiago de los Caballeros,
17 de marzo de 2017.