Por: Ramón Antonio Veras.
1.- El cuerpo
humano funciona bien o mal, dependiendo
de factores que van desde la edad de la persona hasta el medio ambiente y el
clima imperante en determinada época. De
ahí que estar sano o enfermo, con vitalidad o decaimiento, en ocasiones depende
de circunstancias; las
eventualidades juegan su papel en la sanidad.
2.- Particularmente
yo, en mi niñez y juventud, fui
sumamente saludable, me mantenía fuerte y con constante energía. Pero con la
llegada a mi tercera edad he cambiado de salutífero, a padecer quebrantos, deterioros en mi
resistencia, y esto lo digo por lo siguiente.
3.- El día 2 de septiembre en curso, 2016, con el fin
de compartir con familiares, amigas y amigos, viaje desde la ciudad de Santiago
de los Caballeros, con destino a
Pensilvania, Reading y la ciudad
de New York.
4.- Mi primera estadía fue en el domicilio de mis paisanos Rita y
Luis, quienes conjuntamente con sus hijas
e hijos, constituyen un modelo de familia decente
y donde se respira paz, alegría y
felicidad.
5.- El sábado 3 de septiembre, luego de pasar la
noche compartiendo en un ambiente de
hermandad con mis anfitriones, la madrugada del domingo 4, fui víctima de un
ataque respiratorio, lesión de
diverticulitis y fiebre altísima. Ante esta situación se procedió llamar al
911, y de inmediato se presentó un grupo
de emergencia de ese organismo que,
luego de efectuarme algunos exámenes, me trasladaron al
Pocono Medical Center.
6.- Después de
análisis de laboratorios y estudios
radiológicos que me fueron practicados, pasado el mediodía del mismo domingo 4
de septiembre, fui dado de alta, no sin
antes los médicos prescribirme algunos medicamentos que procedí a adquirir y
utilizar. Porque me sentía recuperado,
el lunes 5 de septiembre decidí visitar por unos días a mi amiga Sara, quien
reside en Reading.
7.- Pero mi mejoría duró muy poco. Al parecer las
lesiones en mi cuerpo eran más fuertes que los medicamentos que me habían
indicado, y en lugar de progreso en mi
sanación, ocurrió un retroceso, porque
volvieron los mismos síntomas que había sentido el domingo cuando fui internado. Fue un simple alivio en mis afecciones que en corto tiempo empeoraron.
8.- El martes 6 de septiembre 2016, luego de un
recorrido con mi amiga Sara, por calles
y tiendas de Reading, regresamos a su casa; de inmediato me acosté porque
estaba indispuesto, por lo que le
pedí a Sara que buscara el termómetro para tomarme la temperatura; mi
amiga así lo hizo y ese registrador clínico reveló que estaba padeciendo una fiebre altísima. La misma Sara me
trasladó al Reading Hospital Emergency,
donde quedé internado hasta el día
siguiente; los médicos
determinaron que mi diagnóstico fue asociado
a neumonía y diverticulitis de intestino, sin perforación o acceso, sin sangrado tracto intestinal no
especificado.
9.- Una vez salí del internamiento del hospital de Reading, siempre acompañado
de Sara,
nos fuimos a la casa donde permanecí hasta el jueves
8, cuando vino por mi Luis, desde Los Poconos, para trasladarme de regreso a su hogar.
10.- El jueves 8, viernes 9 y sábado 10 de septiembre
de 2016, han sido los días más
terribles de mi vida; se
convirtieron en tormentos, pesadillas. Algo así como sumados en mi cuerpo
castigos, torturas y martirios, expresados en fiebre permanente, vómitos y
agrietamiento en el cielo de mi boca.
11.- Ante la penosa situación de enfermedad que me
encontraba, opté por regresar a mi país
antes del tiempo que había previsto. Llegue a
Santiago, el domingo 11 de
septiembre 2016, a las 3 de la
tarde, y a las 3:45 ya estaba internado en una clínica de mi
ciudad, de donde fui dado de alta
ayer, martes 13, ya recuperado.
12.- Reflexionando con relación a las contrariedades
que he pasado en estos días en torno a mi salud, y analizando dialécticamente esos
inconvenientes, los mismos me han servido: a.-) para revalorizar, tener en
cuenta la sensibilidad, el sentido de comprensión, el espíritu de solidaridad de Rita, Sara y Luis;
quienes en todo momento se mantuvieron
atentos observando la evolución que a cada instante tomaba mi situación de
salud; y, b.-) lo mucho que significa para el paciente ser tratado como tal y
no como un cliente. El calor humano que me transmitieron los médicos de
Santiago, en especial Rubén, Santiago y Nicolás, así como la certeza de sus prescripciones, contribuyeron a mi pronta recuperación.
13.- Por último, de todo corazón quiero manifestar
mi sincero agradecimiento a todas
aquellas personas que, en el país y en
el extranjero, me expresaron
solidaridad y su vivo interés por la
recuperación de mi salud.
Santiago de los Caballeros,
14 de septiembre de 2016.