lunes, 19 de septiembre de 2016

La crisis en la familia dominicana


Por: Ramón Antonio Veras.

1.- Recientemente fui invitado por una organización comunitaria que realiza diferentes actividades  en el Ensanche Bermúdez, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, a un conversatorio.   En el curso de mi intervención abordé diferentes temas,  uno de los cuales fue el estado de crisis en que se encuentra en estos momentos la familia dominicana.

2.- El vínculo que se forma por la relación familiar no es el mismo que resulta de los socios de una compañía por acciones. En la compañía prima el interés económico, mientras que en lo familiar es el lazo afectivo.    La familia constituye la base sobre la cual descansa la sociedad.  Si la persona sale corrompida de la familia, corrompida entrará a la sociedad.

3.-  Históricamente la familia ha permanecido como un factor activo de la sociedad, pasando de una etapa inferior a una superior; su avance se debe a que como categoría histórica  descansa no solamente en lo jurídico-económico, sino, principalmente en lo afectivo, el amor, la fraternidad, la solidaridad, la confianza mutua que debe imperar en el conjunto de la familia. 

4.- La realidad nos está diciendo que el agrietamiento hoy  de la sociedad dominicana no es más que la fiel expresión del deterioro existente en la familia.  Se impone una amplia reflexión respecto a la situación de la familia como célula principal del organismo social.

5.- Hablar de crisis en la familia dominicana es referirse a una parte del todo, porque  así como ella está en el cuerpo familiar,  también la encontramos  en el servicio judicial, educativo, policial, militar y de  salud.

6.- La organización económica, política, educacional, policial, militar y familiar está hoy afectada por una crisis profunda que  llega a todas las familias, sin importar  su origen social, económico y político. La familia, la escuela, el Estado, en fin, todas las instituciones dominicanas, civiles y militares, unas más que otras, tienen responsabilidad en la crisis que padece la sociedad dominicana 

7.- La familia dominicana hoy hecha añicos,  refleja una sociedad de descendientes abandonados a su suerte, malcriados y peor acostumbrados;    negativamente consentidos  por aquellos que,  en lugar de cuidar a sus adolecentes, se han ocupado  irresponsablemente sólo de sí mismos.

8.- El hecho de que la familia esté hoy estropeada, descompuesta en su funcionamiento, debe abrumar a la generalidad de los que aspiramos vivir en una sociedad civilizada, a la vez que  abochornar a los que han contribuido a convertir a nuestro país en su fango.

9.- El momento es oportuno para que los ascendientes que desean levantar a sus descendientes en un ambiente distinto al actual, razonen en el sentido de que ser papá  les impone un compromiso social que no pueden eludir; y si quieren ser llamados papitos,  papaítos queridos, tienen que comportarse como merecedores de recibir de los suyos caricias, cariño y cuantas expresiones puedan salir de los corazones mimosos de sus niños y niñas.

10.- Los padres que han contribuido a llevar a la familia al estado de calamidad que se encuentra ahora, son los dominados por lacras que genera la sociedad dominicana, porque se han limitado a agasajar a hijos e hijas,  pero descuidando la correcta formación. Han puesto los halagos por delante de la correcta  orientación, el buen proceder.

11.- En el orden de la  familia,  la responsabilidad de los padres frente a los hijos no se limita a la manutención, pago de la educación, formación profesional, proporcionarle un adecuado hábitat y diversión de toda índole.  El cumplimiento del deber se extiende más allá de las obligaciones económicas, porque padre y  madre están obligados a dar seguimiento a las actividades de los hijos, sin importar su  naturaleza.  Solamente así pueden tener conocimiento cabal de lo que están haciendo y con quienes se relacionan.

12.- Le resulta muy fácil al padre  resolver  los problemas familiares con aportes económicos, pero  sin  ejercer  su misión de orientar y controlar el comportamiento de los hijos, sin importar que sea tanto en el hogar, en la escuela, universidad, o en el seno de la sociedad.

13.- Los padres están ligados con los hijos por lazos sanguíneos y legales, no por los hechos delictuosos que puedan ejecutar durante su vida. Si el hijo mayor de edad ejecuta acciones al margen de las normas de honradez y decencia, los padres no son culpables de ellas,  pero deben reconocer que  hay  fallas en la orientación, vigilancia y control del organismo familiar. 

14.- Cuando en el seno familiar uno de los hijos comete una falta que constituye una afrenta, no hay motivo de lamentos; lo que procede es tomar las medidas necesarias de reorientación, aplicar los correctivos para que el joven en falta cambie de comportamiento y en lo adelante sea hombre o mujer de bien, aceptada por todos,  y  la acción pecaminosa sea vista como una falta, algo que debe quedar en el pasado y no como una mancha en la familia.

15.- Pura y simplemente,  la sociedad dominicana y la familia están  en crisis, lesionadas, afectadas  en su base  y estructura,  y para superar esa situación se impone un cambio profundo, una transformación que llegue   a todas las áreas del ordenamiento social del país, sin excepción

16.-  La transformación necesaria en el  órgano familiar dominicano, requiere del convencimiento de los sectores  más  consecuentes del país, y que se pongan en tensión en procura de que la renovación se logre fuera de los marcos del modelo actual que no  es capaz  de generar una familia que tenga como base normas de conducta que sirvan de modelo para la formación de seres humanos apegados a criterios éticos y morales.

17.-  La metamorfosis que necesita la familia dominicana, afectada  hoy por una crisis sistémica, ha de invertir, rectificar la línea que hasta  ahora  han seguido los padres, en el sentido de aceptar tranquilamente la forma de vida que genera el vigente ordenamiento sustentada en el individualismo, egoísmo y otras expresiones de una conducta humana entregada a los vicios, a lo  licencioso.

18.- La depravación que hoy exhiben diferentes segmentos de la sociedad dominicana,  es la ausencia de una correcta orientación hogareña. Las niñas y niños que en nuestro país andan por  esas calles de Dios,   compitiendo para ver cuál es el más crapuloso, malcriado, pervertido, son víctimas de una paternidad tragada por  el medio social que desconoce la  decencia y lo virtuoso.

19.- El hábito de una hija o hijo obrar mal se origina en el hogar, allí donde los padres son los que señalan  las reglas de como proceder  en el medio social. El desenfreno notorio, las inmoralidades que asombran  y la degeneración descarada, son los defectos, las anomalías toleradas por cabezas de familias contaminados,  viciosos  empedernidos.

20.-  Los que dirigen la familia, el papá y la mamá, no pueden pretender  salir victoriosos al formar sus descendientes si no predican con el ejemplo, sirviéndoles de modelo para que sean hombres y mujeres de bien. El buen  actuar  motiva a los demás  a proceder correctamente, con sentido de integridad, no así el que hace de vulgar.

21.-  No es posible levantar una familia, y que sus miembros tomen la línea de la laboriosidad  y la honestidad,  si el padre no es más que un ejemplar perezoso y practicante de la corrupción. Una sociedad que no exalta al diligente, al esforzado, tiende a santificar  a quienes  gustan de la vida fácil, al dejado y desganado.

22.- Está descalificado para llamarle la atención  al hijo que anda por el camino equivocado, el padre que ejecuta acciones pecaminosas que lo convierten en una afrenta social; para enmendar  hay que tener calidad; el descendiente no rectifica  si quien puede orientarlo correctamente no está moralmente  en condiciones de sermonear. El progenitor en falta ante la sociedad, no califica para dirigir  una familia,  porque para regañar a las  niñas y niños hay que disertar sin máculas.

23.- La familia necesita tener una dirección correcta en la persona de los padres, pues de lo contrario está abandonada a lo que decidan  hacer o no hacer  los hijos  que, desorientados,  actúan sin escrúpulos, desaprensivos, atrevidos, verdaderas escorias sociales.

24.- Lo arruinada que está la familia en nuestro medio debe llamar a seria preocupación  a todos aquellos que consideran que se impone componer, ser activistas para arreglar lo mal que anda  la célula fundamental del ordenamiento bajo el cual estamos viviendo.  Comprender que la familia está en crisis nos dice que está en dificultad, que el peligro en su seno es real,  lo que   debe preocupar a los padres y a las madres por el destino de sus vástagos.

25.- El trance que manifiesta la familia en nuestro medio es de una profundidad tal que algunos progenitores han  llegado a creer que su misión es la de ser suministradores de recursos económicos a sus descendientes, olvidando sus deberes de orientadores,  formadores de los hombres y mujeres del futuro.


Santiago de los Caballeros,

19 de septiembre  de 2016.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Luego de recuperada mi salud

Por: Ramón Antonio Veras.


1.- El   cuerpo humano  funciona bien o mal, dependiendo de factores que van desde la edad de la persona hasta el medio ambiente y el clima imperante en determinada  época. De ahí que estar sano o enfermo, con vitalidad o decaimiento, en ocasiones depende de circunstancias;      las eventualidades juegan su papel en la sanidad.

2.- Particularmente  yo,  en mi niñez y juventud, fui sumamente saludable, me mantenía fuerte y con constante energía. Pero con la llegada a mi tercera edad he cambiado de salutífero,  a padecer quebrantos, deterioros en mi resistencia, y esto lo digo por lo siguiente.

3.- El día 2 de septiembre en curso, 2016, con el fin de compartir con familiares, amigas y amigos, viaje desde la ciudad de Santiago de los Caballeros, con destino a  Pensilvania, Reading y  la ciudad de New York.

4.- Mi primera estadía fue  en el domicilio de mis paisanos  Rita  y Luis, quienes conjuntamente con sus hijas  e hijos, constituyen un modelo de familia   decente  y donde se respira paz, alegría  y felicidad.

5.- El sábado 3 de septiembre, luego de pasar la noche  compartiendo en un ambiente de hermandad con mis anfitriones, la madrugada del domingo 4, fui víctima de un ataque  respiratorio, lesión de diverticulitis y fiebre altísima. Ante esta situación se procedió llamar al 911, y de  inmediato se presentó un grupo de emergencia de ese organismo que,  luego de efectuarme algunos exámenes, me trasladaron  al  Pocono Medical Center.

6.- Después  de análisis de laboratorios  y estudios radiológicos que me fueron practicados, pasado el mediodía del mismo domingo 4 de septiembre,  fui dado de alta, no sin antes los médicos prescribirme algunos medicamentos que procedí a adquirir y utilizar.   Porque me sentía recuperado, el lunes 5 de septiembre decidí visitar por unos días a mi amiga Sara, quien reside en Reading.

7.- Pero mi mejoría duró muy poco. Al parecer las lesiones en mi cuerpo  eran más  fuertes que los medicamentos que me habían indicado,  y en lugar de progreso en mi sanación, ocurrió  un retroceso, porque volvieron los mismos síntomas que había sentido el domingo cuando  fui internado. Fue  un simple alivio en mis afecciones  que en corto tiempo empeoraron.

8.- El martes 6 de septiembre 2016, luego de un recorrido con mi amiga Sara, por  calles y tiendas de Reading, regresamos a su casa; de inmediato me acosté porque estaba indispuesto,  por lo que  le  pedí a Sara que buscara el termómetro para tomarme la temperatura; mi amiga  así lo hizo y ese  registrador clínico   reveló que estaba padeciendo  una fiebre altísima. La misma Sara me trasladó al  Reading Hospital Emergency, donde quedé  internado  hasta el día  siguiente;  los médicos determinaron que mi diagnóstico fue asociado  a neumonía y diverticulitis de intestino, sin perforación o acceso,  sin sangrado tracto intestinal no especificado.

9.- Una vez salí del internamiento del  hospital de Reading, siempre acompañado de  Sara,  nos  fuimos  a la casa donde permanecí hasta el jueves 8,  cuando vino por mi Luis,  desde Los Poconos,   para trasladarme de regreso a su  hogar.

10.- El jueves 8, viernes 9 y sábado 10 de septiembre de 2016,  han sido  los días más  terribles de mi vida;  se convirtieron en tormentos, pesadillas. Algo así como sumados en mi cuerpo castigos, torturas y martirios, expresados en fiebre permanente, vómitos y agrietamiento en el cielo de mi boca.

11.- Ante la penosa situación de enfermedad que me encontraba, opté  por regresar a mi país antes del tiempo que había previsto. Llegue a  Santiago,  el domingo 11 de septiembre 2016, a las  3 de la tarde,  y a las 3:45  ya estaba internado en una clínica de mi ciudad, de donde fui dado de alta  ayer,  martes 13, ya recuperado.

12.- Reflexionando con relación a las contrariedades que he pasado en estos días en torno a mi salud,  y analizando dialécticamente esos inconvenientes, los mismos me han servido: a.-) para revalorizar, tener en cuenta la sensibilidad, el sentido de comprensión, el  espíritu de solidaridad de Rita, Sara y Luis; quienes en todo momento se  mantuvieron atentos observando la evolución que a cada instante tomaba mi situación de salud; y, b.-) lo mucho que significa para el paciente ser tratado como tal y no como un cliente. El calor humano que me transmitieron los médicos de Santiago, en especial Rubén, Santiago y Nicolás,  así como la certeza de sus  prescripciones,   contribuyeron  a mi pronta recuperación.

13.- Por último, de todo corazón quiero  manifestar  mi  sincero agradecimiento a todas aquellas personas que,  en el país y en el extranjero, me   expresaron solidaridad y su vivo interés  por la recuperación de mi salud.


Santiago de los Caballeros,

14 de septiembre de 2016.   

lunes, 12 de septiembre de 2016

Violencia y criminalidad aquí

Por: Ramón Antonio Veras.

1.- El estado de sobresaltos que está viviendo la comunidad dominicana le  altera los nervios al más sosegado, y no es para menos. Hace tiempo que la  tranquilidad espiritual desapareció y  su lugar lo ha ocupado la inquietud,  el pánico, la conmoción.

2.- No es posible estar despreocupado en un ambiente dominado por la turbación, el susto y la justificada alarma. Pasó  la época  de los dominicanos  y dominicanas tomar las cosas sin alteración ni impaciencia; el sosiego desapareció con la presencia de el  pánico, el pavor notorio.

3.- Es un deseo justificado querer vivir calmado, plácidamente, quieto, completamente reposado, sin nada de agitación. Pero   una cosa es lo que el ser humano  quiere, y otra la que le enseña la realidad; y nuestro pueblo está pasando por momentos de angustia, tormentos, amargura, en sí, un viacrucis por  los  asaltos a viviendas, empresas y bancos comerciales;  tráfico de armas, personas y órganos;   operaciones de sicariato, narcotráfico, robos a mano armada y descuartizamientos,  etc.  

4.- Las causas generadoras de los citados hechos no pueden buscarse al margen de la sociedad enferma en que estamos viviendo; y como está infectada hay que curarla, o dejarla que muera por sus propias contradicciones internas.

5.- La sociedad dominicana de hoy descansa sobre un sistema que genera violencia por todas partes, sus instituciones responden a fines violentos, y el ordenamiento social está diseñado para  por medios violentos  imponer la voluntad de minorías y grupos retardatarios.

6.- La violencia en sus diferentes formas, la criminalidad en sus distintas modalidades,  la delincuencia común y la de cuello blanco, son fenómenos propios de países en los cuales las estructuras y mecanismos de expresión social y política ya no sirven a los fines democráticos y de convivencia civilizada.

7.- La preocupación presente en el pueblo y las autoridades dominicanas  por el desarrollo de la criminalidad es el resultado de las acciones delincuenciales llevadas a cabo en los últimos años por grupos sociales que, impulsados por distintos motivos, han ejecutado crímenes de facturas anteriormente extrañas en nuestro medio social, fruto de la existencia del crimen organizado que ha hecho acto de presencia con su ligazón con grupos civiles politiqueros, policiales y militares.

8.- Los fenómenos de la violencia, criminalidad y delincuencia, están accionando en forma tan notoria y desafiante que el Estado se ha considerado amenazado, lo que lo ha motivado a tomar medidas extremas de prevención y represión, incluyendo la creación de instrumentos en los cuales están entrelazados civiles, policías y militares, en procura de recuperar el espacio de seguridad perdido.

9.- La violencia expresada en criminalidad ensangrentada alarma, aterra, inquieta; lleva temor, miedo y sobresalto a lo mejor de la sociedad, a los hombres y mujeres de bien. Semejante situación obliga a las fuerzas motrices a ponerse en tensión para no sucumbir ante el crimen.

10.- Constituye un cretinismo y falta de seriedad cívica decir que la violencia criminal es un fenómeno de hoy. Lo que sí alarma ahora es el desarrollo de la espiral de violencia, y la nueva modalidad criminal ligada con el consumo y tráfico de estupefacientes, consecuencia de secuestros, atracos, descuartizamiento y torturas reflejadas en víctimas ligadas al bajo mundo del crimen con estampa internacional.

11.- Los fenómenos sociales no tienen solución con medidas represivas; por su propia naturaleza social, requieren  medios  de contenido económico, político y legal, en cuya implementación, necesariamente, el pueblo organiza sus instrumentos adecuados de lucha, además de una firme voluntad política dirigida desde las más altas instancias del Estado.

12.- Lo mejor de nuestro pueblo, lo que todavía sirve como grupo social, merece tener una existencia marcada por la paz, la calma, el reposo y la absoluta serenidad. La intranquilidad, la desazón, el malestar  y el nerviosismo   no cuadran en una sociedad de persona civilizada.

13.- Por tener la violencia y la criminalidad diferentes componentes, se deben aunar esfuerzos dirigidos a enfrentarlos colectivamente con posibilidades de éxitos, pues de lo contrario el país va a continuar viviendo en el estado de inquietud en que se encuentra hoy, que si es verdad que no estamos en un ambiente de alarma,  inquieta y genera real preocupación.

14.- No escapa a nuestro conocimiento que  el barullo, el caos y el desconcierto de que somos testigos  en la actualidad,  es la consecuencia directa de una sociedad preñada de disgustos acumulados, insatisfacción popular por enconos,  amarguras y rabias. La armonía, la concordia se hace difícil  donde predomina la desigualdad social y de oportunidades.

15.- ¿Ante la realidad actual, qué pueden hacer los hombres y mujeres de bien del país?

16.- Lo ideal fuera instaurar un ordenamiento social nuevo, diferente al que padecemos, pero por ahora esto es una simple aspiración, un deseo muy difícil de materializar, partiendo de las reglas del juego político electoral excluyente actual.

17. Para combatir  la violencia, la delincuencia en sus diferentes vertientes, y la criminalidad en sus distintas modalidades, debemos de enfrentar estos fenómenos nocivos buscando mecanismos posibles dentro de los marcos institucionales actuales, entre los cuales podemos citar:

a) Elaborar fórmulas para hacerle frente a la delincuencia común, hoy entrelazada con otra más compleja con relaciones transnacionales de la criminalidad organizada, entre las que se destaca el narcotráfico, el lavado de activos, el tráfico de personas, los secuestros y el sicariato.

b) Propiciar acciones para hacer efectivas medidas preventivas, correctivas y coercitivas de seguridad, en las cuales intervengan organizaciones comunitarias, de la sociedad civil y el gobierno central.

c) Como puntos importantes para la seguridad ciudadana en estos momentos se deben tomar en consideración métodos aplicados en otros países con estructuras semejantes a las nuestras, y retener aquellos medios con los cuales se han alcanzado éxitos.

d) Si partimos de que la criminalidad es un fenómeno con diferentes componentes de naturaleza socioeconómicos, debemos tomar decisiones en las cuales se enfrenten lacras  como la pobreza, el desempleo, las desigualdades sociales,  y  también acciones dirigidas a la familia en sentido general.

e) Hay que estimular la labor educativa para hacer generar confianza en la ciudadanía hacia el rechazo a los linchamientos, la eliminación de la política de exclusiva coerción, y de las prácticas de ejecuciones policiales  extrajudiciales.

f) La seguridad no puede ser obra exclusiva de las autoridades policiales; se precisa también  el concurso de  hombres y mujeres del pueblo con sentido de responsabilidad cívica. Las organizaciones barriales en conjunto deben convertirse  en instrumentos vigilantes y de denuncias contra las actividades ilícitas. Las redes sociales constituyen un gran soporte de las autoridades que con sentido de responsabilidad, estén dispuestos a hacerle frente a la delincuencia sin complicidad con ella.

g) Las medidas que se pongan en ejecución para enfrentar la delincuencia y la criminalidad, deben ser objeto de seguimiento por un organismo funcional, que se constituya en una estructura que rinda cuentas mensuales de las acciones llevadas a cabo, de los logros, las fallas y la reorientación a tomar con la finalidad de enfrentar deficiencias, y enriquecer aquellos logros alcanzados.

h) Si no se establece una correlación de trabajo entre autoridades y comunidades, no se alcanzará  éxito alguno en la búsqueda de la seguridad ciudadana. 




Santiago de los Caballeros,

12 de septiembre de 2016.

viernes, 2 de septiembre de 2016

A los 75 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.
1.- La sociedad humana da signos de agrietamiento una vez en ella se manifiestan fenómenos nocivos ante los cuales los miembros de la comunidad necesitan mecanismos materiales  y espirituales para defenderse de los ataques provenientes de  antisociales que se convierten en incorregibles.

2.- El nivel de desbarajuste que se encuentra el ambiente dominicano desde hace muchos años,  ha hecho posible que sujetos como Adriano Román, de conducta fallida, contumaz  asesino, recalcitrante criminal, y reincidente  contratante de sicarios,  organizara y financiara la tentativa de asesinato contra mi hijo.

3.- La realidad  está  demostrando que individuos obstinados en la criminalidad, como Adriano Román, no pueden recibir en los centros carcelarios el trato que se les da a los delincuentes primarios y de ocasión. Ante ellos no puede disminuirse la sanción, menguar la vigilancia, y  mucho menos acortarse el tiempo de permanencia en los centros de posible corrección, aunque los impertinentes  y envalentonados en lo criminoso no tienen componte.

4.- La habitualidad en el crimen se comprueba por la práctica corriente en su ejecución, lo que hace al autor de esa actividad un consuetudinario criminal. Precisamente, Adriano Román, está acostumbrado a las operaciones criminales;  en él es usual, común, muy frecuente disponer de la vida de  personas de bien.

5.- El rosario criminal, la serie de operaciones delincuenciales, el conjunto de atentados, la cadena de tramas de Adriano Román,  contra la vida de Miguelina Llaverías en dos ocasiones; la ejecución criminal contra su hermano Pablo Román;  el operativo homicida en la variedad de piromaniático contra Genaro-Yoryi-Pérez, y la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi, revelan que la sociedad dominicana tiene en su seno,  en la persona de Adriano Román, a todo un criminal, a un peligroso criminógeno, a un  homicida tenebroso, a un malhechor que escoge a sus víctimas en forma infame, como todo un malévolo.

6.- La tentativa de asesinato contra Jordi, de cuya acción criminal se cumplen hoy 75 meses,  es obra de la mentalidad malhechora de Adriano Román,  y ejecutada por una asociación de sicarios, verdaderos profesionales del crimen,  que el 2 de junio de 2010, quisieron eliminar físicamente a mi hijo.

7.- Adriano Román, y los que se unieron para materializar el asesinato  contra Jordi, no conformes con la sentencia de primer grado y de apelación, ahora han recurrido en casación ante la  Suprema Corte de Justicia. Pero continuaré ahí, como siempre, dándole el frente al crimen y a criminales como Adriano Román y sus pandilla de sicarios.

8.- Frente a los que quisieron matar a mi hijo Jordi, no tengo alternativa, opción ni alteración en mi decisión de seguir adelante, confiado en que la justicia ha de prevalecer ante la delincuencia. Por muy agrietada que esté la sociedad dominicana, no puedo claudicar ante  el sicariato, sucumbir ante los matones; ni mucho menos ceder, transigir para que el espacio que deben ocupar las mujeres y los hombres de bien sea tomado por los que,  como Adriano Román,  tienen dinero para pagar las tarifas de los matones a sueldos.


Santiago de los Caballeros,

2 de septiembre de 2016.

Ho Chi, pa’lante, feliz cumpleaños


En el curso de la  vida, cada ser humano disfruta toda una serie de episodios que,  a lo mejor, para otros carecen de relevancia. Particularmente yo, me siento sumamente bien  cuando a uno de mis seres queridos le llega la fecha de su cumpleaños.

Precisamente hoy, 2 de septiembre, es el cumpleaños de mi hijo Ho Chi Ernesto, y con tal motivo estoy contento, bien humorado. En  el  semblante  se me puede apreciar  la  felicidad;  estoy como un niño con un juguete deseado en sus manos, bizbirondo.

Aprovecho la ocasión para decirle a Ho Chi, que su papi está radiante, que no se da por nadie;  y  que deseo  siga cumpliendo muchos años con salud, paz y cosechando éxitos en todos los proyectos de su vida.

Tu  padre

Negro Veras.