lunes, 15 de febrero de 2016

Experiencias por vivir en épocas diferentes



Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción
1.- No hay que hacer mucho esfuerzo para comprender el cambio que en los últimos años se ha efectuado en el comportamiento de los dominicanos y dominicanas. Se advierte a simple vista que el ser humano con el que compartimos hoy,  difiere en conducta del de ayer.

2.- La práctica diaria, el accionar en las diferentes actividades nos dice que estamos compartiendo con entes sociales distintos a los que tratamos en el pasado, con el  agravante de que el obrar es desigual en sentido negativo. El cambio ha operado para mal.

3.-  Aunque muchas veces  las comparaciones no son buenas, en  ocasiones nos edifican sobre algo que sirve para comprobar la existencia de fenómenos nuevos en el seno de la sociedad, lo que sólo  es  posible mediante el cotejo, diferenciando lo que se veía antes como agradable, contraponiéndolo con  lo  ahora desagradable.

I.- Degradación en la política  y otras actividades

4.- Si tomamos como punto de referencia el comportamiento que exhiben muchas de las personas que en  la actualidad inciden en la política, y lanzamos una mirada retrospectiva,  de inmediato nos damos cuenta que se ha  producido una modificación en el ejercicio político.

5.- El actor político del presente  se manifiesta con una conducta cargada de blandura, una elasticidad que responde a  la pura  conveniencia personal, sumisión condicionada a las circunstancias. No hay  nada de rigidez en los principios que se levantan,  por lo que de un momento a otro se presentan blandos.

7.- El chaquetero que tanto abunda,  y es apetecido en la generalidad de las organizaciones políticas del sistema social de nuestro país, no infringe ninguna norma de decencia, moral o ética,  porque  ajusta su proceder a lo que es normal en un ambiente dominado por el dinero y la moral de cafres. La porquería politiquera se siente bien alojada en cualquier zafacón.

8.- Los desechos políticos de una sociedad guarrada como la que impera aquí, expresan en  sus actuaciones la conducta del sistema,   la de los malandrines, rufianes, truhanes y taimados, y  jamás  la de  los comedidos, virtuosos, probos y vergonzosos.

6.- La plasticidad en el medio social dominicano la comprobamos no  sólo   en las actividades políticas, sino que se extiende a otras  formas del comportamiento de la mujer y el hombre  de antes y el de ahora,  evidenciando un antes y un después.

9.- La degradación que observamos en los politiqueros, es palpable en  otras áreas. Está  a la  vista de cualquier mirón desapasionado, lo que es el actuar de muchos de los individuos a los cuales a diario   vemos como vivos ejemplos de lo que ha sido el cambio, la metamorfosis producida en las  buenas costumbres.

10.-  Una prueba de que es  sistémico el cambio en los hábitos del dominicano y la dominicana de ayer y de hoy, lo percibimos al contemplar las  actuaciones en distintos escenarios, sin importar que nos fijemos en la vida privada, pública,  familiar o de simple amistad.

11.- Nos percatamos de la diferencia en la forma de actuar en la actualidad y en el pasado,  por los objetivos perseguidos por los intérpretes; mientras  anteriormente se hacía política con sentido colectivo, ahora manda el individualismo, procurando obtener beneficios personales, sin  tomar  en cuenta la colectividad.

12.- Predomina satisfacer apetencias personales, en lugar de procurar alcanzar lo que   resulta provechoso para la  sociedad en general. La  indolencia quita todo lo que  significa entusiasmo, dinamismo y presteza, para que no prevalezca lo justo y lo honesto.

13.- Las sanas convicciones que motorizaron al joven anterior para abrazar una doctrina liberadora de los oprimidos, ahora son vistas como ideas trasnochadas que sólo sirven como ideario añejo, teorías desfasadas que  encantan a los ilusos, a los que viven de quimeras, fantasías, ilusiones  de catecismo de lo imposible.

14.- El hombre o mujer que en épocas precedentes se preocuparon por ir a las masas a enseñarlas a reclamar sus derechos y libertades, ya no existe, ahora las masas son visitadas por quienes persiguen confundirlas, engañarlas e inducirlas a integrarse a la política “para que busque lo suyo y nada más”.

15.- La preocupación de los ciudadanos y ciudadanas que levantaron su voz para que en el  país surgieran  instituciones fuertes y confiables, está en contradicción  con la    obsesión de los que ahora están en política para prostituirlas, secuestrarlas y adaptarlas a su capricho  y conveniencia.

16.- El dirigente sindical o gremial  que anteriormente ponía en juego su vida y la de los  suyos para que los miembros del sindicato o la asociación  que representaba  les fueran respetados, en la actualidad   ha sido sustituido por quienes  viven de las organizaciones  que encabezan  y  las toman para hacer negocios.

17.-  Anteriormente los  regidores llegaban a las alcaldías a cumplir con un deber cívico, los de hoy ocupan las mismas funciones, pero para  hacer operaciones comerciales.

18.- El dirigente estudiantil del pasado se preocupaba por ser brillante estudiante, ejemplo de comportamiento e intérprete de los intereses de sus compañeros; la mayoría del presente es mediocre en los estudios, no representa a nadie y busca escalar socialmente y nada más.

19.- El ser humano de ayer se interesaba por ser ejemplo de buen comportamiento, el  de hoy poco le importa ser el prototipo de los sinvergüenzas, la copia fiel de un vagabundo, la muestra de lo que es un  degenerado,  la pauta a seguir para llegar a ser patrón de los corruptos.

20.- Los profesionales liberales eran vistos como hombres y mujeres que dignificaban sus actividades, por ser en sus actuaciones paradigmas de decoro y honestidad, pero en  la actualidad esos  mismos segmentos de la sociedad dominicana demuestran, con su actitud, deshonor, falta de probidad y desprecio por la estima y buena reputación.

21.- Los maestros de escuelas y colegios de nuestro país eran dechados  de virtudes morales, cívicas y ciudadanas; así como pulcritud para servir  de ejemplo a los demás miembros de la sociedad. En estos momentos los instructores, los que dicen ser preceptores, en su mayoría no son más  que  personas sin vocación para educar y se les importa oficiar y actuar como un  cazurro, ordinario,   educado o civilizado.

II.- El negociante metido a político

22.-  En la sociedad humana, en épocas pasadas las actividades estaban definidas, y  regidas   por reglas y costumbres respetadas por los que participaban en las operaciones; pero ahora todo ha cambiado, y es el motivo por el cual vemos que  un individuo cambia rápidamente de negociante, a político  de negocios.

23.- En el medio nuestro la politiquería inspira a participar en ella  a todas aquellas personas que por  bajeza se ajustan a moverse  bien  en todo lo que genera beneficios económicos, sin importar el área que sea.

24.-  Por  tener  la actividad política en nuestro país un sentido utilitarista, grupos humanos con ambición de dinero,  saltan  de ser comerciantes  a actores de  compraventa-política. Para obtener  ganancias se las ingenian de cualquier forma.

25.- Una vez un  comerciante comprende que le  es más  beneficioso  ser político que  mercader,  de una vez cambia y ejerce  como  actividad principal la politiquería,  para fortalecerse  como especulador con ribetes oficiales, si es que logra que su parcela política alcance el poder.

26.-  Aquel que siendo  un simple negociante  se da cuenta que intervenir en la política de negocios impulsa al progreso, comparte ambas actividades, la de  la política y la  de traficante de mercancías, consciente de que obtendrá   pingues beneficios económicos   que, en fin de cuentas,  es su objetivo.

27.- Por tal razón  es que el empresario de ayer que cree en el lícito comercio, termina fuera del mercado porque no  puede competir con el que  es politiquero y se integra  al Estado, no para medirse con los demás por las vías legales,  sino por  medio  de los mecanismos políticos a su disposición.

28.-  El ambiente social dominicano de hoy, le está enseñando al hombre o mujer que llegó al mundo empresarial por tradición familiar,   o porque cree tener la capacidad para actuar en ese  sector, tiene una opción: se retira del campo empresarial, o se vincula a la politiquería para llegar al poder y hacerse empresario de la política.

29.-  El momento actual es ideal para quien  tiene moral de cafres;  y sirve suciamente para traficar y politiquear, mercar y presentarse como líder político, especular y  ser orientador social, en fin, estar formado  para la expendeduría o senaduría, canjear y ser    diputado, ofertar en la campaña electoral o en  el mercado de la Mella, o en  el hospedaje de Santiago.

30.- El comerciante político llega a desarrollar habilidades comerciales y políticas,  que muchas veces no resulta fácil distinguir cuándo actúa como dirigente de su  partido, o funcionario público. Su posición doble lo hace avasallador, mandón,  imperativo y posesivo; se cree un elefante y ve a los demás como ratas, su decisión es enseñorearse,  tener en sus bolsillos muuucho dinero y la sartén por el mango.

31.-  El presente ordenamiento social y económico, a diferencia  del pasado, le confiere tanto dominio a los negociantes políticos que su preponderancia es tal que llega a someter a sus designios,  capricho y voluntad, no sólo a los organismos del Estado,  sino que también impone miedo, llevando a la sumisión a algunas  organizaciones empresariales llamadas a defender los intereses de sus representados.

III.- Familia, escuela,  la niñez de ayer  y la de hoy

32.- La escuela de ayer era para los estudiantes la prolongación de sus hogares; la continuación en el aula del trato que recibían  en la casa de parte  de sus padres.  Los maestros y maestras se encargaban de darle seguimiento a la formación que los adolescentes traían de  su morada.

33.- Anteriormente,  la preparación de los niños y niñas  estaba fundamentada  no sólo en el contenido de los libros;  su instrucción  era el resultado del aprendizaje  combinado  de padres y maestros, lo que daba como resultado  la entrega a la sociedad de un ser humano formal, disciplinado, responsable y honesto; y  de  un carácter sólido. Hoy predomina el individuo  desordenado, informal y maleable.

34.- El relajamiento, el agrietamiento de la familia, la irresponsabilidad de muchos padres, y la falta de  un método, orientación y correcta dirección  en el sistema educativo actual, ha traído como consecuencia  un cambio  en la forma de actuar  de nuestros  niños, niñas y adolescentes en el hogar, en las calles y en los centros escolares.

35.- La actitud inadecuada del lenguaje insultante, las ofensas a los envejecientes, el trato provocador a los maestros, en fin, lo que fueron ayer palabras de respeto, consideración y alabanzas a los mayores y educadores,  son extrañas hoy en el vocabulario de los menores de las  nuevas  generaciones.

36.-  El cambio se observa hasta en las relaciones de las nietas y nietos hacia abuelas y abuelos; la delicadeza hacia estos ya no es la misma, la exquisitez desapareció; el acercamiento primoroso y comunicativo está ausente, muchas veces resulta más   importante para ellos chatear por el celular que  charlar con el abuelo o abuela.

37.- El respeto a los centros escolares,  que ayer se consideraban como templos, hoy  ha desaparecido  porque  los niños y niñas se están moviendo en una sociedad en la cual no se sancionan  las inconductas.  El hecho de que en  escuelas y colegios  estudiantes ejecutan en aulas actos sexuales, no debe  alarmar a nadie, porque esas acciones son propias, normales, habituales en un medio en decadencia, degenerado, corrompido, como el vigente en este país donde el fenómeno de la corrupción es una institución.

38.- Es notoria la pobre calificación  que exhiben  nuestros  niños y niñas  en varias asignaturas de  los grados  primarios y secundarios, fruto  de la irresponsable dirección de los padres en el hogar y  poca preparación  de sus profesores.  Pero muchos adolescentes  que no dominan la gramática y las matemáticas son expertos en actos de degeneración erótica; en el arte de excitar  se consideran graduados, duchos en asuntos de carnalidad; como lujuriosos son escolares  excelentes.

IV.- Reflexiones finales

a.- Una sociedad humana no se degrada de un día para otro, en un abrir y cerrar de ojos;  el envilecimiento, la degeneración  se produce poco a poco, tal como ha ocurrido  con la dominicana, en la  cual el relajamiento ético y moral ha sido pausado.
b.- La misma lentitud en el proceso de afrenta, vergonzoso, ha permitido  comprender  el cambio de comportamiento  de una generación de dominicanos y dominicanas a otra; la de ayer,   brillando por ser íntegra  en su gran mayoría, y la de hoy  claramente pervertida  en su generalidad.

c.-  La deformación de conducta, la aberración en la forma de proceder de amplios sectores de la  comunidad dominicana, tiene su razón de ser  en el ordenamiento económico social actual que genera perversión y deshonor; descuadre en la honradez, deformidad en la dignidad, y abandono de lo limpio para abrazar  la suciedad.

d.- No estamos viviendo en la década del cincuenta del siglo pasado, pero el salto de degradación que ha dado  la  sociedad dominicana es más  alto que el tiempo transcurrido. El relajamiento moral ha sido sumamente envilecedor, notoriamente infamante, sin duda indecoroso, penosamente ignominioso.

e.- No son pocas las incoherencias que hacen posible la comprensión de la podredumbre de la sociedad dominicana hoy; lo  improcedente lo podemos observar en distintas actividades; lo indigno está a la vista de todos y todas.

f.- La hipocresía en la persona de hoy  contrapone la franqueza de la de ayer; la simulación retrata de cuerpo entero a  la sociedad  bajo la cual estamos viviendo. La falsía  se evidencia  cuando diferentes sectores sociales se manifiestan  alarmados  por  hechos repugnantes hartos conocidos.

g.- Algo que es de mi conocimiento  y de muchos otros abuelos, las prácticas sexuales, el desnudismo llevado a cabo por niñas y niños en exclusivos colegios de Santiago, ahora es publicado con asombro en periódicos nacionales.

h.- Es comedia de mal gusto la  reacción de  grupos dominantes del país, que con su comportamiento político  sinvergüenza  contribuyen a la degradación social, y ahora  simulan estar sorprendidos, muestran  falso espanto, aparentan sobrecogimiento, por lo que es noticia vieja de que para algunos estudiantes las aulas no son más que  habitaciones de moteles.

i.- El deterioro en el comportamiento ha llegado tan lejos que ha  penetrado hasta en las relaciones amorosas. La forma de sentir amor hacia otro ha cambiado,   ha  ido declinando poco a poco; lo que ayer eran simples diferencias de carácter entre parejas, ahora se empeoran haciéndose insoportables, degenerando  en vías de hechos y homicidios; se ha estropeado la convivencia amorosa; descarriado el respeto mutuo entre los compañeros unidos en el amor y  se ha desvalorizado el sentimiento de amar surgido del corazón.

j.- Como dominicano no esperaba estar viviendo en un medio social de mojigatos, puritanos y santurrones; pero tampoco en un ambiente, como el de ahora, de truhanes, corruptos, degenerados, farsantes, depravados e infames.

k.- El dominicano o la dominicana que crea que el ordenamiento actual sirve para algo,   está totalmente equivocada, pues  el presente medio social es inútil e inservible; está estropeado, condiciona  al  ser humano a un comportamiento repugnante  y asqueroso; hace posible la existencia de inconductas,  actuaciones despreciables,  prácticas abominables;  a diferencia  de como se comportaban en el pasado  las personas  que eran  por su forma de proceder  admirables, motivaban el aprecio, el respeto  y toda consideración.

l.- Finalmente, de lo que no tengo la menor duda es que la sociedad actual  no puede seguir como hasta ahora, y de seguro cambiará, para dejar de ser pervertida, corrompida e injusta.


Santiago  de los Caballeros,

13 de febrero de 2016.

lunes, 8 de febrero de 2016

La necesidad de las alianzas y sus dificultades


Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Los intereses políticos siempre de por medio

1.-  El ser humano acciona por una motivación;  no se mueve por simple curiosidad, sino por lo que  le ha de generar satisfacción material o espiritual en el presente o en el futuro.

2.- Partiendo de que en el fondo de su alma las personas actúan por una razón, un móvil  que las  impulsa a algo,  procede  con  inteligencia aquel que en el trato con los demás se preocupa por saber  donde   reside, cuál es la razón de sus actuaciones en uno u otro sentido.

3.- Demuestra agilidad mental quien comprende con rapidez lo que persigue aquel con el cual trata, porque no siempre   el interlocutor demuestra transparencia;  no resulta fácil  a simple vista conocer  sus pretensiones; la sagacidad hay que  ponerla en juego para llegar a descubrir el significado de su proceder.

 4.- En cada sociedad heterogénea desde el punto de vista clasista, existe todo un  mosaico de entes sociales, y cada segmento tiene sus aspiraciones económicas, políticas y sociales, sustentadas en ideologías, creencias y convicciones muy diversas.

5.- No es cómodo unificar voluntades alrededor de  un sólo instrumento político, porque siempre están presentes intereses opuestos; el antagonismo hace difícil  la unificación de los contrarios, pero les une  los intereses  que priman entre ellos.

6.- Es  posible la unidad en la diferencia;  basta  que los actores  estén conscientes  de que  no son idénticos sus fines e ideología, que se tratarán con lealtad, y que su acercamiento es fruto de la necesidad de  sumar fuerzas en torno a puntos comunes.

7.- La conveniencia en la conexión  ha de guiar voluntades para hacer viable  la creación de un órgano que haga posible el objetivo propuesto; la asociación, aunque sea momentánea, fortalece; la cohesión revela aspiración  a triunfar; adjuntarse  motiva la idea  de integración  para vencer. 

8.- De la misma forma que se entienden con suma facilidad aquellos que coinciden en intereses y en lo ideológico, resulta dificultoso el  trato entre los que sustentan convicciones divergentes. A los iguales les es placentero concordar, no así a los que discrepan, porque casi siempre están preparados para contradecir, impugnar a su oponente político.

9.- Aquellos que mutuamente se convocan para realizar pactos políticos programáticos, deben afinar  los  puntos en base a los cuales están dispuestos a llegar a acuerdos, así como también en los que bajo ninguna circunstancia  habría avenencia.

II.- El buen sentido y comportamiento de los negociadores

10.-  No todas las personas reúnen condiciones para sentarse a limar  asperezas con el fin de llegar a armonizar  diferencias. Las divergencias, a veces, impiden  comprender que en el  accionar político hay que  revestirse de mucho tacto, cuando se está ante  un interlocutor desemejante  de pensamiento,  defensor de intereses políticos disimiles, y que cree que concordar es ceder en sus principios.

11.- Para pactar con adversarios políticos, por conveniencias coyunturales, no puede ponerse por delante el individualismo, el personalismo  ni la condición de supuesto liderazgo; hay que proceder con ecuanimidad y sosiego, nada de apasionamiento, fogosidad e intransigencia.

12.- Resulta casi imposible que los que propugnan por un acuerdo político programático tengan identidad de carácter, similitud en su forma  de ser. De ahí que se impone despojarse de petulancia, vanidad, y todas aquellas cualidades negativas que acompañan a los seres humanos y  sólo sirven para dañar,  generar desavenencias y enconos.

13.- El deseo de llegar a acuerdos políticos sinceros,  debe estar acompañado de humildad, trato sencillo y actitud de abierto comedimiento. La arrogancia, el envanecimiento no contribuye al acercamiento, al contacto agradable, a la proximidad deseada por las partes negociadoras.

14.- El lenguaje a utilizar en los encuentros  para llegar a la unidad coyuntural, y con  posibilidad de que se extienda, ha de ser respetuoso, comedido; en tono agradable y que, aunque acentuado, no demuestre  incomodidad  para aceptar o rechazar.

15.- El comportamiento exhibido por los que intervienen  en una negociación política no puede ser apresurado, de arrebato o estresado; la actitud debe ser  en todo momento de reposo, tranquilidad, centrarse en lo que une, no agobiarse  para provocar alejamiento.

16.- Cada organización tiene que saber a cuál de sus miembros conviene escoger como negociador político programático, porque aquel que actúa en forma áspera, acerosa, no sirve como buen  componedor, impide cualquier conciliación, no sirve para conformar, sino como disolvente.

III.- Alianzas que limitan

17.- La voluntad está condicionada por  factores personales y ambientales, y cuando de política se trata se torna algo difícil  porque el más mínimo gesto  la modifica.  Lo que en un principio en la persona se  ve inclinada a aceptar,  de un momento a otro lo rechaza;  lo que se creía por ella deseado, en un abrir y cerrar de ojos se comporta indiferente, desanimada,  dominada por la abulia.

18.- En política, como en todas las actividades de la vida, hay que actuar con sano juicio, ser prudente;  proceder poniendo la finura por delante, porque cualquier desliz puede generar inconvenientes  no deseados. Un paso en falso inhabilita, hace ineficaz gestiones fructíferas futuras.

19.- En el medio dominicano nos encontramos con dirigentes políticos  controlados por el  sectarismo  que  cultivan el dogmatismo; los enloquece  la intransigencia, ella es su divisa;  son intolerantes, permanecen acompañados de la inflexibilidad.

20.- También los hay quisquillosos  por formación personal, disfrutan la  susceptibilidad, por un quítame esta paja   reaccionan chinchosos, están condicionados para sentirse fastidiados, objetados o, de cualquier forma, censurados.

21.- De ahí que para llegar a acuerdos, los dirigentes políticos tienen que estar armados de mucha paciencia, meditar muy bien cualquier decisión a tomar;  a la hora de hacer una negociación política,   una palabra  tiene más valor que una onza de oro, por lo que antes de iniciar una conversación con fines de un pacto político, conviene pensar primero en una engorrosa  partida de ajedrez, elevarse hasta lo más  alto que pueda generar la inteligencia, el talento.

22.- Conociendo la forma como reaccionan muchos dirigentes políticos de nuestro país, hay acuerdos electorales que  limitan, acortan el espacio para  negociar  con otras organizaciones; reducen la capacidad para acordar; cercenan la oportunidad negociadora desde el punto de vista de  la amplitud política. En sí, hacen difícil   ampliar,  colocan un lindero.

23.-  En el curso de un proceso electoral, algunas  organizaciones  políticas participantes  que necesitan de otras fuerzas para vencer, caen en el error  de hacer alianzas complacientes  que las inhabilitan para concertar con otros sectores que  rechazan estar al lado de grupos con historial político repugnante, totalmente reprochable.

24.- En nuestro país hay toda una generación de hombres y mujeres, que no comparten  un espacio político con sectores que  en un  pasado reciente  burlaron  los derechos  humanos y  las libertades públicas; los consideran que encarnan el pasado más oprobioso de la política dominicana contemporánea.

25.- Las alianzas en base a  principios tienen sus limitaciones, porque  hay  grupos que no resisten acercamiento para acuerdos  con otros,  ni con un pañuelo en la nariz, por su sucio historial politiquero, porque apestan; son malolientes políticos.

IV.- Gestiones políticas para la unidad

26.- Los pasos para conquistar la unidad se articulan dependiendo de la ocasión, la oportunidad, el buen momento. El estado, la situación circunstancial no se presenta siempre, y cuando llega hay que aprovechar las condiciones, la sazón, el punto.

27.-  En el accionar político no siempre la creencia responde  a la realidad de las cosas; la rigidez mental, la fascinación, la ofuscación nulifica el sano discernimiento, impide que prime la lucidez, se imponga la sagacidad política.

28.- Algunos dirigentes de organizaciones políticas democráticas consideran  que la suya representa la verdad absoluta y la única que sinceramente  lucha  por el pueblo dominicano, pero al razonar así olvidan que, a veces,  lo que se  presume como verdad es fruto de una equivocación. De ahí que  se admite que errar es de humanos.

29.- En busca de la unidad programática, en el curso de las negociaciones hay que dar los pasos necesarios para ubicar la brecha que haga posible el inicio de la negociación, el agujero  por el cual se ha de comenzar a consensuar, el resquicio que sirva de aliento para lograr la salida unitaria.

30.- Cuando se quiere lograr la unidad política para beneficio del pueblo, no se procede buscando detalles, sacando a relucir minucias. Las cosas insignificantes se colocan a un lado; las pequeñeces no pueden estar por encima de la esencia, de lo trascendente, la grandeza es lo que hay que retener.

31.- En las gestiones políticas para convenir no hay que fijarse en la persona que está de frente, sino la organización que representa coyunturalmente, lo conveniente que es administrarse para que con lo  que aporta políticamente vencer al  adversario común  de ese momento.

V.- Los programas de partidos  políticos con objetivos comunes

32.- Los programas de los partidos políticos no pueden ser  una especie de catecismos cerrados;  hay que verlos como documentos que se elaboran para consagrar lo que se hará, en el futuro,  en caso de alcanzar el poder del Estado. Son los puntos que sirven de propuestas  y en un momento dado pueden ser conciliados con otros de iguales objetivos.

33.- Las ofertas electorales, las promesas que hacen los partidos a  electores  y electoras pueden llegar  a ser  conciliadas con proposiciones contenidas en otras demandas consignadas, diferentes a las  propias elaboradas.

34.- Los programas no son redactados  para impedir acuerdos electorales; se hacen  partiendo de realidades  acordes con la situación del país; no se presentan como  escritos  con impedimentos absolutos  para concertar;  no pueden vedar acuerdos, ni contener  indicaciones  para privar a los dirigentes a negociar.  Se hacen para aceptar, rechazar  o adherirse a convenios  de interés  para  sumar aliados, aunque sean coyunturales.

 35.- Desconozco,  en lo absoluto, los programas políticos que han elaborado los partidos de vocación democrática, con el fin de presentarlos ante el electorado  y el pueblo dominicano en general; pero partiendo del discurso de  sus más calificados dirigentes, las diferencias, la diversidad entre esas plataformas no deben ser de una distancia tal que haga imposible la unificación  entre las organizaciones sustentadoras.

36.- Así, por ejemplo, si las organizaciones políticas  Alianza País, Alianza por la Democracia  y  Opción Democrática,  creen que les conviene unirse, y consideran que el  programa  suyo recoge  el sentir de lo que se llama pueblo dominicano,   es una decisión inteligente que de mutuo acuerdo sometan a un examen  sus planes, su agenda,  a una comisión  de tres personas,  reconocidas como serias, honestas y ecuánimes,  para que los examinen y,  luego de una ponderación sensata, emitan  su opinión con relación a  los puntos  comunes y aquellos que son diferentes.

VI.- Reflexiones Finales
a.- La vida le ha dicho a las fuerzas democráticas del país que no  somos portadores de la verdad absoluta,  que no podemos materializar nuestros objetivos políticos y sociales, sin importar lo noble que sean, si no abandonamos la  falsa creencia de que para llegar al poder del Estado  basta con la fuerza de la razón, la  justeza de la lucha y la pureza de las convicciones; pero sin contar con otros sectores que puedan y deben  ser nuestros aliados en un largo trecho de la brega del pueblo dominicano por su liberación.

b.- No es más que una testarudez,  miopía política, seguir dominados por una absurda y sectaria  obstinación que sólo nos ha llevado a convertirnos en  enamorados de ideales no materializados,  por estar de tercos. La tenacidad no puede llevarnos al aislamiento insensato, al encerramiento sin posibilidad de contactarnos para comunicarnos con otros que puedan compartir parte de  nuestro pensamiento.

c.- En el curso por alcanzar un pacto político hay que colocar en primer plano aquello que está ausente de contradicción para concertar, y dejar para luego los puntos conflictivos que pueden  constituir un obstáculo para avanzar.

d.- Para llegar a la unidad hay que comprender que no se está tratando con quien  hay afinidad política, conformidad ideológica, sino desigualdad de pensamientos, diferencia de intereses, disparidad de fines estratégicos absolutos.

e.-El  buen discernimiento contribuye al desarrollo de la lucha social cuando se pone en práctica con el fin de, aun enfrentando adversarios, vencer la ofuscación, demostrando perspicacia, olfato político,  hasta lograr penetrar,  por medio  del convencimiento;  se llega a la unidad mediante la sencillez, no con la prepotencia disolvente, la arrogancia disonante.

f.- Resulta posible un acuerdo programático entre fuerzas políticas que defienden  intereses adversos, si los negociadores están conscientes de que  transigir no quiere decir claudicación, sino armonía en lo que  conviene en una coyuntura política, por pactos favorables a su táctica, para alcanzar su estrategia.

g.- El ambiente político dominicano en ningún sentido  es nítido; se presenta oscuro, muy opaco, y el que crea que va a  moverse en  un campo libre de suciedad y opacidad, está equivocado. Lo pulcro, transparente e intachable no se  observa hoy, de ahí que las negociaciones políticas en base a principios  son sumamente engorrosas, fastidiosas, un incordio.

h.- Hay que explorar  todas las vías posibles  a los fines de unir fuerzas; hacer tanteos con sentido unificador; bucear  para ir al fondo de lo que conviene a cada contrincante; sondear a los diferentes posibles aliados, en fin , hay que tomarle el pulso a todas aquellas organizaciones interesadas en concertar  y que aportan.

I.- Aquellos que quieren seriamente unir fuerzas  para avanzar y vencer  están en el deber de explicar con claridad su propósito;   desarrollar argumentos convincentes; estar en condiciones de dilucidar, puntualizar  con altura  en lo que están dispuestos  a ceder, a no transigir o armonizar.

Santiago de los Caballeros,
5 de febrero de 2016.
A los 68 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi

Por: Ramón Antonio Veras.
1.- En la vida nada lo veo difícil ni complejo; estoy formado para lidiar con las  complicaciones, sin importar su naturaleza; lo que  se me  presenta dificultoso trato de buscarle solución; me he desarrollado en el ambiente dominicano que se mueve de complicación a inconvenientes y de impases a contrariedades.

2.- Por muy trabajosa que sea una situación me preocupo por hacerla fácil; no me amilano por lo arduo, porque me impongo para hacerlo llevadero;  busco la forma de no condicionarme ante los obstáculos, me esfuerzo por elevarme sobre ellos para salir adelante y arribar a la meta propuesta.

3.- Aquellos que se asociaron para matar a mi hijo Jordi, no van a vencer mi  decisión de que  se les aplique la ley, de que sean sancionados como merecen. El deseo de justicia me acompaña para que la acción criminal no quede impune; y  prevalezca  el derecho a la vida de mi hijo Jordi y toda mi familia.

4.- La criminalidad no va a rendirme por  cansancio ni desesperación. El tiempo no lo tomo en cuenta; todos los plazos tienen vencimiento; poco importan las etapas que han  transcurrido desde el 2 de junio de 2010, día que  en la cara de mi hijo penetraron dos balas disparadas por  el sicario pagado por Adriano Román, y protegido por sus socios  en el crimen.

5.- El pueblo dominicano no puede seguir viviendo bajo el miedo impuesto por el crimen organizado; hay que hacerle frente a los asesinos en cualquier terreno. El temor  no puede arropar a la sociedad; las personas de bien  no pueden  estar permanentemente bajo  estado de horror, angustia y pánico. No podemos arrodillarnos ante los antisociales que mueven los gatillos por el dinero que les pagan los que,  como Adriano Román, tienen dinero para mandar a asesinar.

6.- La realidad le está diciendo a los dominicanos y dominicanas que de seguir la situación de inseguridad y criminalidad como hasta ahora, en corto tiempo  el espacio que hoy ocupamos será dominado por quien  tenga dinero para pagar la tarifa de los sicarios. Nadie tendrá su cabeza segura sobre sus hombros,  porque  puede ser desprendida por cualquier desalmado, desaprensivo asesino a sueldo.

7.- El momento actual no es de lamentaciones ni quejas contra el crimen; hay que accionar en su contra por todas las vías, para  que la delincuencia, indiferente a la sangre de sus víctimas, sepa que no  estamos para quejidos, desolación y suplicas, sino en pie de lucha para enfrentarla con decisión, resolución, firme voluntad y sin debilidad alguna. En los tribunales se está decidiendo el caso de Jordi, y ahí estaremos siempre, como el primer día; sin vacilaciones,   titubeos ni oscilación.

8.- A  los abusadores, aquellos que creen que el hecho de tener intención criminal y dinero, les da derecho a mandar a matar,  hay que  demostrarles  que su inclinación a las tropelías y el crimen tiene sus límites, que  los  miembros de la comunidad que se sienten  lesionados   no están dispuestos a tolerar sus desmanes,  y que se  disponga  de la vida de los demás  impunemente.

9.- A  los asesinos y a los que pagan sicarios hay que mandarles claros mensajes en el sentido de que las personas decentes y nobles del país, no van a comportarse indiferentes ni  permisivas ante aquellos que  han hecho posible la presencia de nuevas “modalidades infracciónales…que marchitan la seguridad”, como dijo  recientemente  el doctor Mariano Germán, Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

  10.- En lo que a mi respecta,  a los que en nuestro país andan por esas calles de Dios  matando como chivo sin ley,  debo recordarles que  soy el guachimán,  celador custodio, velador, el vigilante; el arma defensiva, el abrigo, salvaguarda, en si, el escudo de mi familia; y una acción en su contra,  de cualquier naturaleza, venga de donde  venga, la voy a enfrentar por todos los medios a mi alcance y en el escenario que sea.  Soy un hombre de paz,  pero aquel que quiere lesionar  a uno  cualquiera de los míos,  me tendrá de frente,  lo interpreto  que me ha declarado  la guerra, y no voy a rehuir el enfrentamiento.

Santiago de los Caballeros,

2 de febrero de 2016.