viernes, 6 de octubre de 2023

Sí, esa es la verdadera sociedad donde vivimos

I.- Hablar con claridad de conducta y moral social

  1. En la medida de lo posible hay que hacer del conocimiento de nuestro pueblo lo agrietado que está el correcto proceder de los connacionales que se han formado en esta época, en la cual predominan las inconductas.
  2. Como si fuera lo mismo actuar de acuerdo con las buenas costumbres, que conducirse fuera de la decencia, a la niñez dominicana no se le dice que como se maneja el ciudadano, habla su educación y la instrucción recibida en el hogar y en la escuela.
  3. A los niños y a las niñas del país conviene hablarles de que no deben guiarse por la manera de actuar la mayoría de la gente de ahora, que se ha olvidado de lo que es ser respetuoso, honesto, noble, auténtico, veraz, leal, en fin, estar dominado por integridad y nobleza.
  4. No es bueno guardar silencio sobre lo dañino de un fenómeno social, el cual no desaparece ni limpia la sociedad por el hecho de no dar a conocer su influencia negativa en la conciencia cívica y ciudadana.

II.- De esta degradada sociedad, hablo con tres nietas

  1. En lo que a mi respecta, es de mi interés compartir con 3 de mis 12 nietos y nietas, y que estas comprendan lo que les narro con relación a cómo ha cambiado la manera de portarse el dominicano.
  2. Porque así lo he comprobado y lo creo, con pesar, digo a mis 3 permanentes visitantes nietas, que no sirve la sociedad donde han nacido y se están desarrollando. Es duro decirlo, pero el medio social dominicano está degradado, corrompido por entero en lo ético y moral, y con la agravante de que cada día se hace menos humanizado.
  3. Quién ha dicho que tiene humanidad, una sociedad en la cual son lanzados como basura, a la intemperie, los despojos mortales de seis bebés, y todo queda en chácharas, como si nada que conmueve ha pasado.
  4. Habiendo llegado a la tercera edad, hubiera sido mi deseo decirles a mis 3 nietas que me sirven de interlocutoras, que ellas viven en un sitio único como decente y de honestidad.
  5. Pero cómo salirles a mis 3 descendientes de que están formándose en un país de gente de mucho crédito y respetabilidad, si a diario salen a luz pública auditorías que desdicen lo que es administrar fondos públicos con limpieza y transparencia.
  6. Si viviéramos en una comunidad de gente honrada, sería una sorpresa apoderarse de lo ajeno, no importa que sea una cosa pública o privada. Pero está fuera de las normas de decencia lo que cotidiano vemos, como robos, malversación, hurtos y otras variedades de sustracción que son santificadas.
  7. Cómo hablar de la moderación de conducta moral y social, allí donde en las personas es algo habitual, cultural, hablar mentiras, hacer trampas y difamar.
  8. No hace bien un abuelito que quiera merecer respeto de sus nietas, salirles con su cara de chele majao, de que aquí está educándose en moral y cívica, cuando a cada rato salen a relucir hechos, evidenciando que la sociedad dominicana está moralmente averiada.
  9. No sería más que un abuelo charlatán, farsante y que gusta darle a la sin hueso, si a mis 3 nietas las engaño pintándoles la comunidad dominicana como de personas de buen vivir, si ahorita, en Tamboril, municipio de la provincia de Santiago de los Caballeros, un hijo asesinó a su padre.
  10. El ambiente nacional dominicano, por cualquier lado que se toca, segrega pus, y la purulencia está presente en todas partes del cuerpo social donde habitamos.
  11. Que nadie se llame a engaño. Lo poco o nada limpio que está en el orden moral, el escenario dominicano, es para ponerse la cara de mil colores, avergonzarse, para siempre estar abochornado.
  12. Estamos viviendo en la época dominicana adecuada para el culebrero, el zancadillero que se guía por la moral de cafres, que aquí impera como una gracia.
  13. ¡Ay ombe!, qué pena da ver a gente buena con la creencia de que la sociedad dominicana de hoy tiene algún arreglo moral, cuando lo que prima es el tigueraje politiquero, que en nada difiere de la tiguerada presente en escuelas públicas y privadas.
  14. No es cuestión de estar de jeringón, decidirse por identificar las lacras que en nuestro país perjudican a todas y a todos los que aquí vivimos, y de que hay un desparramo de inconductas que forman parte de la manera normal de comportarse el dominicano de ahora.
  15. Los tantos y tantos malucos que abundan en los barrios populares del país, son la expresión directa de la sociedad en general, y el proceder de esos jóvenes marginados sociales, es idéntico en conducta al de los malosos que habitan en las grandes y céntricas mansiones ubicadas en las exclusivas zonas residenciales.

Ideas finales

  1. Por más que los beneficiados del actual sistema social quieran presentarlo como muy higienizado, totalmente aseado, su suciedad es evidente porque ya está en lo absoluto infectado.
  2. Lo degradada que está la sociedad en la cual habitamos dominicanos y dominicanas, es de una profundidad tal que ya no se ahonda más, porque ha llegado a una total pudrición.
  3. La vida nos enseña que una cosa es la que idealizamos, y otra la que en realidad existe. La sociedad dominicana buena, la que quisiéramos tener y merecemos, es la ideal, pero la real, la verdadera, la que tenemos es algo inservible y mis 3 asiduas visitantes nietas, así deben saberlo.