viernes, 8 de noviembre de 2019

Una respuesta sobre el cambio


Por: Ramón Antonio Veras.

1.-  Me siento vivamente emocionado cuantas veces los jóvenes  se me acercan a formularme preguntas sobre cualquier inquietud que les pase por su cabeza. Tengo la creencia de que el ser humano no se desvela así por así;  algo debe impulsarlo  a sentirse atribulado, y cuando decide saber lo que le motiva tribulación es porque necesita conocer cuál es la razón que le lleva a estar intranquilo.

2.- Hace unos días, en horas de la tarde,  al momento de salir de mi oficina de abogados, se me acercaron jóvenes estudiantes y me preguntaron que en  vista de que muchos partidos y dirigentes políticos están hablando de cambio, cuál era mi opinión al respecto. Le respondí que en un plazo de dos días,  en horas laborables, me visitaran en el bufete que por escrito les daría el criterio que tengo con relación a los cambios en la política.

3.- En política, como en  cualquier actividad humana, cambiar es convertir la realidad vigente por otra diferente; es invertir el orden establecido por uno que no sea el afianzamiento del actual. Al cambiar el presente sistema se produce una renovación reemplazando las  actuales  estructuras; en la medida que se modifica la base económica sobre la que se sustenta el andamiaje, se alcanza una evolución para salir adelante y alcanzar el desarrollo.

4.-  Los cambios, las transformaciones en la organización económica e instituciones del país  solamente las pueden ejecutar fuerzas motrices no comprometidas con el statu quo. Romper las caducas estructuras ha de ser la obra de partidos, mujeres y hombres identificados con los cambios sociales y políticos verdaderos.

5.- En  políticos y partidos del sistema la palabra cambio es utilizada como consigna para encantar a grupos humanos descontentos con la situación actual. Cuantas veces los políticos y organizaciones tradiciones procuran administrar el presupuesto nacional, hacen uso del concepto cambio. Los politiqueros de negocio le tienen un miedo al cambio cierto como el diablo a la cruz.

6.- No hay duda de que los que negocian con la política están conscientes de la necesidad que tiene nuestro país de cambios reales para acabar con las irritantes desiguales, la degradación ética, moral e institucional. Por tal razón hablan de cambios, pero es para con el presupuesto hacer lo mismo que han hecho todos los gobiernos que hemos padecido.

7.- Es justo, legítimo, grato y sumamente beneficioso para las grandes mayorías nacionales, luchar para que cambie la situación actual para así comenzar a construir el país que queremos y merecemos, que necesariamente debe ser diferente al que, en nombre del cambio, históricamente nos han impuesto para beneficio de una minoría insaciable, hipócrita, engañosa y desalmada.

8.- Resulta muy importante para la juventud dominicana que cuando se le  acerque un político hablándole de cambio, le cuestione con relación en qué cambio fundamenta su programa de gobierno, y sí busca cambiar la forma de apropiación de los recursos del Estado, o emprender, atacar los males sociales que mantienen a nuestro pueblo indignado por el desastre espiritual y material expresado en lo moral, ético e institucional

Santiago de los Caballeros,
8 de noviembre de 2019.

Esperanza en la juventud ante la inversión de valores


Por: Ramón Antonio Veras
Introducción

a) Los dominicanos y las dominicanas que creemos que en el seno de la sociedad todavía no todo está perdido y algo se puede hacer, aunque sea aportando algunas ideas, estamos en el deber de exponer lo que creemos de la realidad de nuestro país en la actualidad.

b) Si en verdad el orden social dominicano no está enfermo de muerte, lo que se ve es que va por ese camino, y muchos de los que aquí nacimos y nos desarrollamos, y es posible que también lleguemos a despedirnos del mundo de los vivos respirando el aire de este medio ambiente, no podemos desconocer lo que a diario estamos viendo. Con el presente escrito busco llamar la atención de hombres y mujeres de bien para que conozcan la percepción que tengo del comportamiento de los dominicanos y dominicanas de hoy.


I.- Por la experiencia vivida

1.- La sociedad humana es un laboratorio social del cual se pueden extraer vivencias para luego apreciar conductas, valorar actitudes y sacar presunciones para después fijar  ideas claras y concluyentes.

2.- La práctica aporta al ser humano habilidades que lo llevan a desarrollar  una praxis  que le va a servir en el diario vivir para ser cauteloso ante otra persona y analizar un fenómeno social frente al cual ha de comportase prudente, y otras veces receloso para no pecar de imprudente  e ingenuo.

3.- Por mi extracción social, la ligazón desde los primeros años de mi vida con la política, mis relaciones directas con hombres y mujeres de los distintos continentes, el ejercicio activo y difícil de mi profesión en la materia penal, convivir en distintas cárceles del país con presos políticos y delincuentes comunes, así como los golpes anímicos que he recibido de desleales, traidores, indignos, falsos e ingratos, al llegar hoy a mi tercera edad puedo decir que si de algo me han servido es para conocer en parte  el proceder de los seres humanos.

4.- En verdad me asombra el comportamiento que asume hoy la gran mayoría de nuestro pueblo; algo que debe ser objeto de los estudiosos del comportamiento humano, de psicólogos y  de aquellos profesionales de las ciencias médicas y sociales con calidad para emitir una opinión ajustada al más amplio rigor científico.

5.- Partiendo de lo que me ha enseñado la vida, me voy a limitar a plantear algunas inquietudes fruto de mi comunicación y relaciones con otras personas como consecuencia de mi accionar político, el ejercicio de mi oficio de abogado y mi calidad de padre de familia.

6.- En el curso de mi vida he tratado de no hacer cosas de rutina, comportarme de forma habitual y a usanza. No ha sido  mi norma proceder siempre en forma tradicional ante cualquier hecho; busco el porqué de cada cosa, la causa que generó la actuación de determinada persona vinculada conmigo por una u otra razón, lo que me ha llevado a darle a cada quien el trato afectuoso, respetuoso, la estima de que se hace acreedor ante mí. La consideración, la deferencia hacia quien tiene un comportamiento honorable, se la manifiesto y demuestro en todo momento.

7.- Con lo anterior no quiero decir, en modo alguno, que en el curso de mi existencia no haya sido víctima de mi propia apreciación porque resulta muy difícil llegar a conocer en el fondo de su alma a un simulador, al que finge, al farsante.

8.- El agrietamiento de la sociedad dominicana de hoy no me motiva a comportarme ante muchas personas  con la veneración, el miramiento y estima que yo quisiera tener para todo ser humano.  La indignidad, los actos feos de la especie humana me sacan de casilla y  me llevan a comportarme como se merecen los malvados.

9.- Las actuaciones  que observo hoy en muchos dominicanos y dominicanas, me hacen testigo de acciones que desdicen mucho de un sano proceder y me mueven a pensar que algo negativo está presente en nuestro medio social. El hombre y la mujer decente están escaseando y su espacio lo están ocupando personas que reniegan de la honestidad, el pudor, la virtud y la vergüenza. El desvergonzado y el caradura van de la mano haciendo exhibición de lo que son: actores de impudicia.

10.- Llevar a un conglomerado a pesar que para subsistir tiene que aceptar las reglas de comportamiento que imponen hace reducir al ser humano a nada. Recibir con deprecación constituye una entrega a la voluntad de otro, resulta denigrativo, oprobioso e  ignominioso y deshonrado inclinar la cerviz en nombre de aceptar favores, ayuda material o espiritual.

11.- La sumisión, el sometimiento, la entrega, la obediencia por conveniencia que se observa hoy en muchos dominicanos y dominicanas está presente en muchos de los nacidos y desarrollados en la presente generación.

12.- Al sumiso lo vemos sometido hoy, no por la fuerza del poder político tiránico, sino por conveniencias personales. Es una subordinación condicionada por sentido de oportunismo que resulta del comportamiento de aquel que por tener dinero o ascender socialmente se presenta dócil, manejable, reverente como un niño o una niña, obediente ante quien genera poder económico, político y social.

II.- El oportunismo presente

13.- En nuestro país hay hombres y mujeres que se mueven por esas calles de Dios como si hubieran nacido con el membrete de oportunistas, aprovechadores, utilitaristas y pancistas, decididos a estar al servicio de quien mejor satisfaga su voluntad de naturaleza mercachifle.

14.- Lo que pinta la realidad del país es que ese comportamiento desvalorizado, de degradación de principios éticos y de decencia, esa baja en la dignidad y decoro, esa mengua en la actitud del hombre y la mujer de hoy hacia la no valoración de lo que impulsa al ser humano a elevarse, a no verse reducido por su inclinación a actuar con desvergüenza, descaro y desfachatez, y lo que lo guía con facilidad al robo, al saqueo, a las acciones pecaminosas.

15.- No podemos buscar la causa generadora de los vicios sociales que tanto daño han hecho y hacen a nuestro país, en el medio geográfico, en el ambiente, en la sangre de los distintos grupos sociales que aquí habitan, ni en un querer comportarse así por así.  Es en la base material, en las añejas estructuras que predominan en la sociedad dominicana de hoy donde está la esencia de dónde proviene el comportamiento de los dominicanos y las dominicanas.

16.- No es verdad que se han puesto de acuerdo empresarios, médicos, abogados, ingenieros, periodistas, comerciantes, políticos, religiosos, obreros, educadores, agricultores, estudiantes, etc., para actuar siguiendo la misma línea de comportamiento en nuestra sociedad. El medio en el cual desarrollamos nuestras actividades es el caldo de cultivo del comportamiento de cada uno de los que aquí habitamos, y los fenómenos que se dan van a influir, en uno u otro sentido, en nuestra forma de actuar.

17.- Partiendo del carácter heterogéneo de la sociedad dominicana no podemos aspirar a que todos los que aquí convivimos vamos a actuar y a comportarnos de igual forma. En el cerebro de muchos de los que ocupamos el mismo medio social hoy tenemos iguales ideas, reglas y normas que guían nuestras relaciones entre sí y con la sociedad en general. La conducta se manifiesta de diferentes formas, y dependiendo de cómo asimila la persona el medio social va a tener un criterio diferente de lo bueno, justo, decente, honradez, honesto y ético.

III.- Los rasgos del dominicano de hoy

18.- Los rasgos que están caracterizando al dominicano y a la dominicana de esta época, se manifiestan en la debilidad de su actitud de apreciación negativa ante un hecho que exige un firme proceder ético, ya sea en el quehacer profesional, laboral, político o ante la sociedad en general.  La liviandad, la deshonestidad y la ligereza, han hecho olvidar al ser humano que ayer se sentía orgulloso y elevado ante sus conciudadanos por su actuar con pureza y absoluta honestidad.

19.- Así, por ejemplo, aquel hombre que haciendo honor al juramento hipocrático, veía en cada enfermo a un paciente que requería un tratamiento o cura, ha cedido su espacio al galeno que teniendo ante sí a un ser humano que reclama atención, lo ve, no como paciente, sino como un cliente, porque la salud se ha convertido en una mercancía que se aporta a cambio de dinero.

20.- En la misma línea está el profesional del derecho, que ayer ponía su talento para defender dignamente al privado de libertad, o quien buscaba la defensa sana de sus intereses económicos, pero el abogado de hoy es el pillo que con su moral granuja y ética de ladino, considera que con la toga arropa todas sus sinvergüencerías.

IV.- Los jóvenes y el futuro

21.- A mí no me preocupa tanto, no le doy mucha mente, a cómo se comportan aquellos dominicanos y dominicanas que, por su edad, están más para allá que para acá porque, en todo caso, ya están formados, ahí no hay nada qué hacer ni buscar. El adulto debidamente formado es lo que es y ya no será, no es modelo de lo bueno ni de lo malo. La sociedad tiene que aceptarlo como es, con sus defectos y virtudes. Lo que sí debe llamar nuestra atención es la juventud porque en ella descansa el porvenir del país.

22.- Lamentablemente, o por feliz casualidad, todos los días del año hábiles de clases, en horas de la mañana y de la tarde, soy testigo directo del comportamiento de nuestros jóvenes, especialmente estudiantes. No soy alarmista, pero en verdad lo que veo de las actuaciones, vocabulario y gestos de esa juventud me da grima, hasta el punto de que si fuera a tomarla a ella para fijarme una idea de toda la juventud dominicana, razonara diciendo: “esto se jodió”. Pero no lo creo así. Tengo un criterio algo fijo de lo que es la juventud en sentido general, y la dominicana no es la excepción.

23.- La juventud como segmento de la sociedad humana, posee características muy propias que las distinguen de los demás grupos sociales presentes en todo ordenamiento social. Aunque no hay un criterio unánime con relación al período juvenil, partiendo del desarrollo actual del ser humano, se admite que está comprendido entre los 14 y los 25 años, lapso de tiempo que va desde la madurez biológica a la plena madurez social.

24.- En el comportamiento del joven se destaca su gran dinamismo, dentro de la coyuntura social y política en la cual desarrolla sus actividades. En los momentos en los cuales se llevan a cabo grandes batallas entre lo nuevo y lo viejo, la juventud se manifiesta con actitudes comunes, posiciones idénticas ante fenómenos de igual origen que la ubican abrazando el progreso social y libertario.

25.- Se ha admitido que en razón de su incompleta ocupación en el seno de una estructura social, la juventud recoge fácilmente el influjo de ideas y concepciones nuevas, renovadoras, adversas al orden social y político dominante. Los jóvenes por lo general rompen con las normas que las minorías imponen a la gran mayoría del pueblo y se convierte en intérprete de este.

26.- Tiene importancia la incidencia de la juventud en la lucha política y social porque los rasgos que la caracterizan, como son su dinamismo, su percepción de lo nuevo y la importancia que asume en el desarrollo social, mueven hacia ella la atención de los grupos sociales fundamentales. Por su esencia, se manifiesta casi en forma unitaria, en sentido condenatorio contra las injusticias, contra el despotismo, a la vez que expresa con franqueza su apego a la lucha por la libertad demostrando entusiasmo y disposición al sacrificio.

27.- La juventud  comprende con facilidad el rol que está llamada a jugar en cada sociedad. Ella es la expresión del futuro, porque el futuro es su mundo y de la lucha que libre en el presente va a depender cómo han de vivir las futuras generaciones, con un mañana de paz, alegría, felicidad y progreso social o, por el contrario, de guerra, tristeza, angustia y atraso.

28.- Corresponde a los jóvenes impulsar cambios para democratizar la vida institucional, para poner la cultura, la ciencia, las artes, la educación, la salud al alcance de los que en cada país son los más, en fin, la juventud tiene que estar a la vanguardia para situar al ser humano como objetivo del desarrollo de la sociedad a la vez que como supremo valor social.

29.- La juventud dominicana de hoy es la llamada a servir de motivación, demostrando ella que no está dispuesta a aceptar como buenos hechos que deben llamar a profunda reflexión y rechazo a todo hombre o mujer preocupada por el futuro de su país, ante lo que a diario estamos viendo que es el agrietamiento de la sociedad dominicana, que se está tragando a lo mejor del país.

30.- Las virtudes cívicas y ciudadanas hay que fijarlas en la conciencia de nuestra juventud, aunque con el agravante de que no veo una política dirigida a motivar a nuestros jóvenes a que se conviertan en ejemplo de lo que ha de ser la mujer y el hombre nuevo del país, los llamados a construir aquí un ordenamiento social que genere valores diferentes a los que aquí hoy muchos exhiben fruto de un comportamiento que desdice de lo que ha de ser un ser humano de bien.


Santiago de los Caballeros,
5 de noviembre de 2019.

Una realidad actual que debe ser cambiada


Por: Ramón Antonio Veras.
Introducción

1.- No hay que ser un científico de las ciencias sociales para saber si un sistema social es infuncional; si no está en condiciones de dar respuesta a las aspiraciones materiales y espirituales de la mayoría de los miembros de la comunidad; y las contradicciones insolubles que manifiesta, generando así un cuerpo social bajo el cual los que componen la sociedad adolecen de vicios sociales.

2.- Partiendo de lo antes expuesto, podemos comprobar que estamos viviendo dentro de un cuerpo social enfermo, que padece enfermedades por todas partes, males sociales que están a la vista. Aunque las afecciones que evidencia nuestro ordenamiento social son notorias, algunos de los testigos directos de su grave estado no quieren reconocer las ramificaciones de los trastornos que entrañan sus malestares.

3.- Hay médicos que aunque saben que el paciente no tiene cura, con la finalidad de continuar esquilmando a sus dolientes les dicen que todavía hay esperanza de que se recupere de su situación agónica. También hay curanderos sociales que, conscientes de que el cuerpo social nuestro está moribundo, para seguir aprovechándose del mismo hablan de sus supuestas bondades, que en verdad no son más que puras quimeras, para engañar a las víctimas del sistema.

4.- Situaciones y circunstancias formadas alrededor del sistema van creando en forma objetiva sus realidades; algunos males se advierten con facilidad; otros requieren de más detenimiento para llegar a tener de los mismos un cabal conocimiento.

5.- Sería un desatino pretender que todas las dominicanas y los dominicanos asimilan por igual lo que es contenido social, es decir, lo que se refiere al accionar de las clases; el régimen económico y político del país; y otros fenómenos que ubican la organización político-social que depende de la base económica.

6.- Los fenómenos sociales, la forma de alcanzar el conocimiento nos va a permitir explicar como elaboramos en nuestro cerebro las ideas para llegar a darnos cuenta que el comportamiento de dominicanas y dominicanos expresa vicios de la sociedad dominicana enferma, deteriorada.

7.- El actual ordenamiento social dominicano no exige un profundo análisis para evidenciar males sociales que se comprueban en la desigualdad; opulencia en un polo, y miseria en el otro; semejante situación bastaría para identificar un sistema injusto, acompañado de hambre, desempleo, analfabetismo e insalubridad; sin olvidar a sus aliados la politiquería, la corrupción y la debilidad e infuncionalidad de las instituciones.

8.- Lo que procuramos destacar en este trabajo no son las causas que determinan la expresión del sistema social en sí, sino los vicios que genera, la forma de la conciencia social que se refleja y se fija en las cualidades éticas que están en cada persona, y que comprobamos por su comportamiento en el seno de la sociedad.

9.- A medida que transcurren los años, en amplios sectores de nuestro pueblo se observa un estado de angustia por los hechos despreciables que ejecutan personas desaprensivas que con sus actos contrarios al correcto proceder demuestran que han sido dominadas por los peores vicios del vigente ordenamiento social.

I.- La sociedad humana que tenemos y a la que debemos aspirar

10.- El dominicano de hoy, condicionado por un sistema inservible, no tiene condiciones para crear las facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien. En nuestro medio social se han estado desarrollando seres humanos en condiciones difíciles, porque lo que diferencia a cada persona es su carácter, que es el resultado de su educación, la cual está hoy por el suelo. Poco se puede esperar de la forma de actuar de un educado en semejante situación.

11.- El comportamiento ciudadano serio, honesto y responsable, tiene como principal componente una sana orientación doméstica, buena instrucción, y una enseñanza basada en principios que persigan dotar a los miembros de la comunidad de un código de cómo actuar apegados a normas sociales.

12.- Para llegar a tener dominicanas y dominicanos que ajusten sus actos al correcto proceder, se precisa orientarlos en la formación de un carácter educado en sentimientos nobles; con condiciones y expresiones de sensibilidad.

13.- Precisamos de maestros que procuren en forma sistemática que el niño asimile una conducta moral y espiritual, a los fines de que en el futuro, cuando llegue a la juventud, y luego a la adultez, establezca y mantenga relaciones sociales armónicas para convivir en una comunidad amistosa, de fraternidad y concordia, ausente de conflictos.

14.- En la medida que se educa al niño o a la niña en el sentido de la valoración del ser humano, se contribuye a sentar las bases de edificar la sociedad del futuro, orientada en la solidaridad, cooperación y desprendimiento hacia el bien común. Si los niños y las niñas son educados en lo que representa querer a los demás, resulta fácil eliminar el odio, los rencores y quitar de su mente las negativas actuaciones.

15.- Si alcanzáramos una educación de calidad, llegaríamos a tener una sociedad correcta, de correspondencia entre sus miembros; de lo contrario seguiremos como hasta ahora, con relaciones conflictivas, desequilibradas; que son expresiones de desigualdad y que necesariamente generan discordia, dificultades, disgustos y enojos.

16.- Una comunidad que no prepara a los miembros que la integran en los fundamentos de la solidaridad, amor, comprensión y cooperación, los entrega al individualismo, el odio, la contrariedad, el egoísmo y el salvajismo.

17.- Para tratar a los demás con amabilidad y respeto hay que tener educación; los buenos modales no se alcanzan por procuración; la esmerada atención y la cortesía se cultivan en el hogar, y en las escuelas con la dedicación de maestros que se ocupan de formar mujeres y hombres atentos; no abominables, amargos y repugnantes.

18.- Resulta provechoso motivar a los miembros de la sociedad a impulsar su autoestima para que se levanten en el ideal de avance y progreso; alejados de todo lo que significa frustración, pero sin caer en la prepotencia y la intransigencia; nada de arrogancia, alardes ni jactancia, lo que no cuadra en las personas de buen proceder.

19.- Cada uno de los nuestros debe formarse la idea de que no va a dejarse tragar por este asfixiante medio social moribundo; que va a elaborar proyectos y fijarse metas a cumplir, sin importar las circunstancias, con la finalidad de cambiar la actual realidad, para hacer aportes por el bienestar de todo el pueblo.

20.- Los dominicanos y dominicanas, en un ordenamiento con estructuras diferentes al de ahora, en el futuro se formarán en la bondad, procurando el bien hacia los demás; sería un comportamiento distinto al que algunos practican en la coyuntura actual, donde la maldad se expresa como algo normal, lo que avergüenza a cualquier ser humano sensible.

21.- La ambigüedad caracteriza, en sociedades influenciadas por taras, a todos aquellos que proceden como artistas de la simulación; sirve para identificar a los que no se definen, a aquellos que no sabemos si nos están diciendo la verdad o la mentira con su lenguaje dudoso y confusionista.

22.- El día ha de llegar, y ojalá fuera más temprano que tarde, en el que la sociedad dominicana estará compuesta por ciudadanos y ciudadanas que rechacen las actitudes despreciables, esas cosas que ahora lesionan a las personas buenas.

II.- Se impone formar ciudadanos y ciudadanas ejemplares

23.- Ante la realidad que vive hoy el pueblo dominicano, se impone un orden social nuevo en el cual se formen hombres y mujeres con un comportamiento distinto al que se santifica hoy como modelo a seguir. El individualismo ha de ser mentalmente eliminado, y en su lugar cultivar el colectivismo con vocación internacionalista.

24.- Lo correcto y conveniente es luchar por la instauración de un nuevo ordenamiento social de hombres y mujeres de firmes convicciones, partiendo de una educación integral para que lleguen a convertirse en seres humanos con ideas de siempre ser libres, con condiciones de ser sociables.

25.- Si logramos tener una sociedad compuesta por mujeres y hombres disciplinados, cumplidores de las normas que regulan el buen comportamiento en la sociedad, es porque entonces hemos alcanzado un ordenamiento social nuevo; diferente al actual que promueve, estimula y justifica la desigualdad, la discriminación y el individualismo.

26.- La conducta social negativa que manifiestan diferentes segmentos de nuestro país, expresada en violencia, delincuencia, drogadicción, corrupción, indisciplina, odio, racismo, prejuicios, etc., encuentra su caldo de cultivo en el sistema dominante actual que hace del ente social su víctima.

27.- Pensar y actuar con sentido de futuro no debe ser una simple aspiración, un deseo, sino un objetivo legítimo a alcanzar por todos los dominicanos y dominicanas que se formen con la idea de la firmeza, no de la vacilación; de vencedores, no de derrotados; de triunfadores, no de perdedores; con virtudes, no con vicios.

Conclusiones
a.- En un ordenamiento social agotado, una familia deteriorada, una escuela infuncional, y un medio social contaminado e insostenible, resulta difícil la existencia del progreso de la ética y la moral ciudadana.

b.- Una sociedad humana con estructuras rígidas, atrasadas, genera personas agresivas, con tendencia a la violencia porque el impulsivo proviene del medio ambiente belicoso, propio y adecuado para provocadores, donde está ausente el inofensivo, el pacífico y el conciliador.

c.- En un medio social nocivo se acepta como ciudadano normal el que ultraja a sus semejantes, insulta a los decentes, e impone sus criterios por medio del agravio; se siente bien cuando es visto como un peligro social tolerado, no obstante demostrar con sus actos que es un ser rústico.

d.- En el ambiente que se respira en nuestro país, el ciudadano que esconde sus vicios sociales con la apariencia, vive de la simulación cubriendo sus fechorías con aires de vanidad y arrogancia, persiguiendo con cada acto suyo herir a las personas que proceden con sencillez.

e.- Las presentes y futuras generaciones de dominicanos y dominicanas deben luchar seriamente para instaurar en el país otro ordenamiento social, el cual no permita que cada quien sea portador de un rasero para medir con el mismo sentido de igualdad al inteligente y al astuto; al ingenioso y al vivo; al íntegro y al deshonesto; al juez que hace prevalecer la ley y el derecho para alcanzar la justicia, y al magistrado prevaricador que utiliza el manto de la justicia para encubrir sus acciones corruptas.

f.- Las inconductas no deben continuar siendo aceptadas tranquilamente, como si la desfachatez sea el modelo a seguir en las relaciones entre personas de una sociedad civilizada; la insolencia no puede ser tolerada bajo ningún concepto.

g- Hay que rescatar el respeto, la prudencia y la decencia; la deshonestidad hay que eliminarla del comportamiento de nuestro pueblo; hay que formar mujeres y hombres pudorosos para que nunca más surjan los impúdicos.

h.- En razón de que el modo de vida de los seres humanos nunca ha sido ni será igual, y el mismo ha cambiado en todo el curso de la historia de acuerdo con la estructura clasista, el sistema social y el modo de producción; por muy profundo que sea el relajamiento de comportamiento presente ahora en el país, debemos formarnos la convicción de que la conducta de los dominicanos y dominicanas ha de cambiar; la templanza ha de llegar para que quede en el olvido la degradación que se observa hoy en el comportamiento de amplios sectores del país.


Santiago de los Caballeros,
29 de octubre de 2019.