jueves, 29 de septiembre de 2022

Se está imponiendo el proceder absurdo

  1. El estado de descalabro en que se encuentra la sociedad dominicana se manifiesta, por un lado, en la desigualdad en el orden económico que se observa por la opulencia de una minoría, y la escasez en amplios sectores populares marginados, así como en la inapropiada forma de comportarse la generalidad de los miembros de nuestra colectividad.
  2. El sentido de respeto se ha ido deteriorando en la misma medida que se corroe el ordenamiento social. Cada quien anda en su cerebro con una especie de código de comportamiento que lo interpreta en forma antojadiza y caprichosa.
  3. No hay que hacer mucho esfuerzo para comprobar que, sin distinción de clase social, en nuestro medio existe una analogía en la forma de proceder; armonía que con el tiempo se ha hecho más notoria. La actuación reiterada entraña conducta. En el medio social dominicano cada quien interpreta el concepto respeto conforme su conveniencia. 
  4. Lo que se estila aquí es que el respeto a la palabra dada y a la gratitud, se recíproca con la murmuración y la ingratitud; el compromiso no se honra, sino que se devuelve con infamia y desprecio hacia la persona que dio muestra de desprendimiento y generosidad. 
  5. Lo que a cada instante vemos en el ambiente dominicano es que se está convirtiendo en habitual que cada quien se considere con el derecho de hacer o no hacer, dependiendo de si le conviene actuar para organizar o desorganizar.
  6. Se ha convertido en algo común moverse por las calles como si viviéramos en una selva; nadie se esmera en ser diligente y respetuoso; lo normal es proceder en forma alocada o indiferente; ser cuidadoso por respeto a los demás, eso ya no cuenta, el escrúpulo desapareció del medio social dominicano.
  7. La sinrazón es extraña al respeto que debemos a los demás. Proceder en forma atropellante evidencia ausencia de sentido de justicia; es poner la iniquidad sobre la razón. Para que prevalezca el irrespeto solo hace falta el desafuero y la arrogancia.
  8. Cuando en una sociedad el respeto y la consideración de los miembros dependen del patrimonio económico, el respeto se calcula en números, no en servicios prestados a la sociedad. Así anda nuestro país. 
  9. Cada persona tiene legítimo derecho a ser respetada, a no ser desconsiderada, y sí ser tratada con urbanidad y afabilidad. No es correcto manifestarle a otra tosquedad y grosería; la consideración impone la cortesía, que no tiene nada que ver con el cortesano y servil.
  10. La honra no se adquiere con dinero, sino con el buen actuar ante la vida. La consideración que corresponde por el correcto proceder, es la admiración de lo mejor de la sociedad como respuesta al adecuado accionar. Este es el respeto que aquí se ha perdido.
  11. Alcanzando una adecuada educación para nuestro pueblo, podemos contar con personas dominadas por la urbanidad y con ella se llega a edificar la conciencia en la cortesía, los buenos modales, el correcto proceder. Podemos lograr en un futuro que desaparezca el actuar con grosería y desagradable tosquedad.
  12. Si aspiramos a que el respeto llegue a convertirse en una rutina, en algo arraigado en la conciencia popular, se impone un nuevo rumbo; romper la tradición de que cada quien se comporta a su mejor parecer y conveniencia. El proceder tosco cuadra en un ser humano rústico, no en el que tiene fina formación.
  13. La actitud ante la vida define a las personas. En cada sector o grupo social hay que saber distinguir quién procede correctamente y quien en forma inadecuada. Aquel que respeta a los demás no debe ser irrespetado, pero quien con sus actuaciones daña el medio social merece ser reeducado.
  14. Con su comportamiento en el medio social cada quien determina si se hace merecedor de respeto, consideración y la estima de sus conciudadanos. Aquel que ajusta sus actos a las buenas costumbres y correcto proceder se hace merecedor de respeto; quien actúa en forma caprichosa, irresponsable e insolente ha de soportar las consecuencias de su imprudente e irrespetuoso modo de ser.
  15. No puede merecer igual respeto de sus conciudadanos aquel que ha tenido un comportamiento de compromiso social en el medio donde vive, que quien solo se ha preocupado de sí mismo. El primero tiene méritos, es un ciudadano relevante; el segundo, es un insignificante. Ambos no pueden ocupar el mismo espacio en el sentir del pueblo.
  16. Aquí no se respeta nada en absoluto; vivimos como chivos sin ley. Se mide con la misma vara al bueno y al malo, al honrado y al ladrón; al honesto y al descarado; al comedido, al insigne y al vulgar; al importante y al insignificante.
  17. Estoy plenamente convencido de que si todas esas expresiones de negativo comportamiento fueran canalizadas como manifestaciones colectivas de indignación contra el sistema social imperante, hace tiempo que el mismo hubiera sido pulverizado por el accionar de las masas populares.
  18. En las sociedades escindidas en clases sociales, cada una de ellas tiene su moral y la lleva a la práctica conforme sus convicciones con relación a la ética y a la moral; y dependiendo de su comportamiento se hace o no merecedora de respeto, consideración y estima.
  19. Por el derrotero que vamos pinta mal; el camino que estamos trillando no nos lleva a buen destino. El comportamiento, la conducta que exhibe la generalidad de los dominicanos y dominicanas no es nada halagüeña. El panorama es, lamentablemente, desalentador. 
  20. La realidad nos dice que no podemos seguir como hasta ahora, que esto tiene que cambiar para bien; es imposible seguir viviendo en igual forma de comportamiento; perpetuar lo que estamos practicando desdice de nosotros como pueblo del siglo veintiuno; prolongar el estado de desorden sería un desatino, un absurdo. Esto tiene que cesar, debemos hacer un alto en el camino que nos está llevando a la sinrazón.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Cristóbal Colón y pobreza, 530 años después

I.- No es para jeringar; solamente una preocupación

  1. No es escribir por afición, exponer una idea diciendo que, luego de la llegada de Cristóbal Colón, en lo que hoy constituye el territorio nacional, nunca ha existido la felicidad en el pueblo dominicano. 
  2. Sin importar que sea bienestar material o espiritual, la satisfacción nunca ha acompañado a las masas populares. Aquellos que aquí representan la mayoría de la población, han permanecido entre desgracias, tristezas y desventuras. 
  3. No es una exageración decir que las dominicanas y los dominicanos, en su generalidad, históricamente han llegado al mundo de los vivos sin tener garantía para vivir dignamente, porque no han tenido a su alcance lo fundamental para subsistir como seres humanos. 
  4. Los medios necesarios para tener vida, llámese alimentos, comida, nutrición, no están asegurados para aquellos que entre nosotros cada día son más, los pobres. Los indigentes se multiplican hasta convertirse, en cada rincón de su lar nativo, en una caterva de infelices, tristes y desgraciados. 
  5. El permanente estado pesaroso que llevan encima los marginados de la sociedad dominicana, no es como consecuencia de mala suerte, ni de maldición divina. Estar abatidos, desalmados y apenados, no tiene ninguna relación con asuntos de otros mundos, invisibles, complicaciones o perturbaciones de la razón.

II.- No hay que ser un científico

  1. Los sabihondos de la política, y los que en verdad poseen conocimiento profundo de las ciencias sociales, deben aclararles al pueblo dominicano, cuál es la causa que motiva su estado de pobreza, su infelicidad. 
  2. De seguro que a una persona, intelectualmente bien preparada, no le resulta difícil escribir o hablar para decirles a los pobres de dónde proviene su estado de miseria. 
  3. Para una mujer o un hombre de letras, no es un sacrificio dilucidar el tema de tanta mendicidad, luego de Cristóbal Colón, tener más de 530 años de haber estado por aquí, máxime si en este territorio hay minas, incluyendo de oro, y tierras cultivables, suficientes para alimentar al doble del número de personas que aquí habitan. 
  4. A un individuo rústico se le complica su existencia si tiene que referirse a cuestiones sociales, pero para el académico, no es cosa del otro mundo, escribir diciéndoles a los hambrientos, el por qué tanta comida en los zafacones de la minoría nacional, mientras falta un pedazo de pan en los estómagos de millones de dominicanas y dominicanos famélicos. 
  5. La fecha de la llegada de Cristóbal Colón a nuestra tierra, es una buena referencia para tomar en cuenta, desde cuándo está en el seno de nuestro pueblo, la dificultad de disponer de lo indispensable para satisfacer sus necesidades para subsistir, es decir, para seguir viviendo, sobrevivir y formar parte del mundo de los vivos. 
  6. Hasta ahora nos hemos referido a los 530 años que han pasado desde la llegada de Cristóbal Colón, y el impedimento de nuestro pueblo para tener asegurada su comida, su alimentación. 
  7. Pero los 530 años del arribo de Cristóbal Colón, también nos puede servir como muleta para apoyarnos en la pregunta de qué ha pasado con el derecho de la mayoría a tener un techo, servicios de salud y educación.

III.- Nuestro pueblo no aspira a excesos en los adornos

  1. No es cuestión de hablar por hablar, es que desde que llegó Cristóbal Colón, nunca, jamás, en ningún momento, el pueblo dominicano ha tenido garantía de comida, techo ni servicios de salud y educación. El abandono ha sido el eterno aliado de las dominicanas y los dominicanos en estado de pobreza.
  2. En los más de 530 años que han seguido a la llegada de Cristóbal Colón, las masas populares dominicanas no han exigido alimentos pomposos, hermosos penthouse como vivienda, hospitales ostentosos, ni centros educativos organizados como para élite.
  3. Nuestro pueblo solo aspira a tener una vida digna en lo material y espiritual, algo que no ha alcanzado desde la llegada de Cristóbal Colón hasta ahora, cuando permanece viviendo en la indigencia. 
  4. La historia del pueblo dominicano, tomando como comienzo la entrada de Cristóbal Colón, al territorio dominicano, lo que nos enseña es que, para la mayoría, ha sido una vida de pesares, mientras que para la minoría, todo ha estado a pedir de boca, a lo que quiera. La narración objetiva y verdadera, la descripción de la vida dominicana, es de confort para un grupito, y malestar para la gran mayoría.
  5. Para justificar la eterna pobreza que ha padecido nuestro pueblo, se ha argumentado que Cristóbal Colón, trajo la mala suerte, pero ocurre que la pobreza la han llevado encima aquellos que aquí son más, mientras que la opulencia la disfrutan los que son menos. Hay que descartar el alegato de que Colon es el generador de tantas necesidades. 
  6. Hay que apuntar para otro lado. Dirigir la causa de la infelicidad de los pobres de la República Dominicana, hacia una cuestión de sistema social injusto y no de Cristóbal Colón. El asunto es sistémico, no de persona alguna. 
  7. Sin pretender defender a Cristóbal Colón, hay que decir que luego de estar por estas tierras, a algunos pequeños grupos humanos les ha ido sumamente bien, de maravillas, de manera estupenda, algo asombroso, milagroso, mientras a los pobres les ha ido mal, espantoso, horrible. 
  8. Los ideólogos del sistema social que predomina en nuestro país, que lo presentan como enviado por Dios, deben explicarles a los marginados de la sociedad dominicana, la razón por la cual, en 530 años, no han sido eliminados males como hambre, insalubridad, analfabetismo y pobreza.
  9. Los hechos nos dicen que cada vez que en el territorio nacional hace acto de presencia un huracán, de inmediato está presente de manera descarnada la horripilante pobreza, la cara más fea de la desigualdad que martiriza a las grandes mayorías nacionales.
  10. La horrorosa situación que padece el pueblo dominicano, expresada en desolación 530 años luego de la llegada de Cristóbal Colón, nos debe avergonzar como pueblo civilizado y con apariencia de humanismo.

sábado, 24 de septiembre de 2022

Conferencia del Episcopado Dominicano, en sus 60 años

I.- La Conferencia del Episcopado Dominicano y su accionar en el país

  1. Los pueblos oprimidos, porque pasan la mayor parte del tiempo con su ánimo en estado de perturbación, a veces olvidan sucesos de importancia ligados a su brega por liberarse, o para que resulten menos angustiosos sus pesares.
  2. Mujeres y hombres liberados de prejuicios ideológicos y absurdo sectarismo, apreciamos en toda su dimensión el trabajo llevado a cabo en el país por la Conferencia del Episcopado Dominicano, por espacio de 60 años.
  3. Todos aquellos que de una u otra manera hemos estado vinculados con los trabajos de las distintas Comisiones Nacionales de Pastorales, sabemos de sus significativos aportes, ya sea con labores prácticas o de orientación, desde la constitución de la Conferencia del Episcopado Dominicano, el 22 de septiembre de 1960.
  4. La Iglesia Católica, por medio de la CED, ha fijado su posición en diferentes asuntos relacionados con la familia, la educación, la salud, el medio ambiente, el fenómeno migratorio haitiano, la ecología, el problema habitacional, etcétera.
  5. En cada coyuntura histórica de la vida del país, ha sido notoria la incidencia de la Comisión del Episcopado Dominicano, en cuestiones que tienen que ver con lo económico, cultural y social; por la defensa de los derechos humanos y las libertades públicas; la institucionalidad y el adecentamiento de la sociedad.
  6. La solidaridad, como la más alta expresión de la especie humana, está presente, se deja ver en cada documento emitido por la Comisión del Episcopado Dominicano, fijando la posición de la Iglesia Católica.
  7. Las piezas escritas por la Comisión del Episcopado Dominicano, como Carta Pastoral, mensajes y comunicados, en cada ocasión han interpretado el sentir de lo mejor del pueblo dominicano. La comunicación por escrito ha servido para que la comunidad católica sepa que su institución religiosa se mantiene a su lado, por medio de la fe y el recado de sincero alivio, de paz y de amor.

II.- Experiencias al lado de Comisiones Nacionales Pastorales

  1. Estamos enterados de las ocupaciones ejecutadas por acciones realizadas por sacerdotes nacionales y extranjeros, bajo la orientación de la Conferencia del Episcopado Dominicano, porque les hemos prestado nuestra colaboración.
  2. El Centro Dominicano de Asesorías y Servicios Legales (CEDAIL), creado por la Conferencia del Episcopado Dominicano, en el año 1970, estando al frente de esta Luisa Campos Villalona, recibió nuestro concurso, conjuntamente con los doctores, Freddy Báez, julio Aníbal Suárez y Fidias Aristy.
  3. En la comunidad de Esperanza, Valverde, Mao, estando el padre Richard Murray, dirigiendo la pastoral de los inmigrantes, hicimos labores de orientación y defensa legal de los braceros haitianos, que trabajaban para el Ingenio Esperanza, en el corte y tiro de la caña.
  4. En El Ejido, barrio popular de la ciudad de Santiago de los Caballeros, hicimos causa común con los sacerdotes Nino Ramos y Jaime Reiner, quienes, además de orientadores de la comunidad, hicieron posible la construcción de la iglesia y escuela de la zona.
  5. Onelio Espaillat Campos, dirigente comunista, en junio de 1974, logró su plena libertad, por la unión de ciudadanos, ciudadanas y religiosos católicos, que recaudaron el dinero para pagar la multa que le había impuesto un tribunal al servicio del régimen del doctor Balaguer.
  6. El padre Avelino Fernández, mientras permaneció en el sur del país, se ocupó de alfabetizar a los campesinos de Enriquillo, y allí le dimos nuestro apoyo, haciendo de maestro alfabetizador, labor en la que trabajamos por espacio de 2 años.
  7. Monseñor Roque Adames Rodríguez, estando al frente de la Comisión Episcopal Justicia y Paz, nos prestó su colaboración en la defensa que hacíamos de los perseguidos, presos y desaparecidos políticos durante el régimen de los doce años.

III.- Justos motivos para celebrar

  1. Porque la actitud ante la vida define el actuar de las personas físicas y morales, el operar de la Comisión del Episcopado Dominicano, hay que identificarlo como útil para el desarrollo de la brega social y el conocimiento reflexivo.
  2. Han sido muchas las obras para bien de nuestro pueblo, en las cuales ha intervenido la Conferencia del Episcopado Dominicano, en todo el curso de sus 60 años de fructífera fundación.
  3. A la hora de pasar balance a los 60 años de los obispos que han integrado la Conferencia del Episcopado Dominicano, los resultados, desde el punto de vista humano, son productivos, altamente fecundos.
  4. La festividad de los 60 años de la constitución en nuestro país de la Comisión del Episcopado Dominicano, debe servir para enaltecer a los obispos, a los sacerdotes y religiosos de parroquias que han hecho de activista al lado de los marginados sociales, y al Papa Francisco, como fiel intérprete del cristianismo sincero, ese cristianismo que quiere y lucha por la liberación del ser humano de toda forma de opresión material o espiritual.
  5. Porque los hechos son los hechos, y no se derriten, debe ser motivo de conmemoración el hecho de que durante 60 años, obispos y padres, han unido voluntades para llevar sana orientación cristiana y poner al desnudo las lacras e injusticias del modelo económico que impera aquí y lesiona a los pobres.

Ideas finales

  1. En la presente época, cuando la Iglesia Católica, tiene como santo pontífice al Papa Francisco, es de esperar que la Conferencia del Episcopado Dominicano, se conserve plenamente identificada con las encíclicas que ha elaborado el vicario de Cristo.
  2. Hoy, 24 de septiembre, cuando una gran mayoría del pueblo dominicano se dispone a celebrar el Día de las Mercedes, es oportuna la ocasión para que la Conferencia del Episcopado Dominicano, mantenga su fidelidad con las mejores causas de los pobres del país.
  3. El Papa francisco, hombre lúcido que está actuando a acorde con el signo de los tiempos, en su condición de Sucesor de San Pedro, es bueno que despida rayos de luz para que conserve iluminada a toda la Iglesia Católica, y en especial a la curia dominicana.

viernes, 23 de septiembre de 2022

La misión de las educadoras y los educadores

  1.  Por una u otra razón se observa en muchos de nuestros paisanos una actitud que no refleja la parte bonita del ser humano, aquella que nos distingue como personas sensibles. Lo que estamos viendo es a individuos que expresan el proceder de los malvados, réprobos y desalmados. 
  2. Las expresiones de odio, inquina y desprecio son lanzadas a cualquier alma de Dios; al bonachón que no ofende ni con la mirada; al ser humano que se compara, por lo buenazo que es, con un pedazo de pan. Debemos liberarnos del pérfido que solo aporta maldad.
  3. Hay que hacer todos los esfuerzos posibles por formar a hombres y mujeres de buenos sentimientos; que respiren paz y transmitan alegría, felicidad y plena bondad; necesitamos compartir con entes sociales de buena pasta y una sola pieza. No debemos continuar alimentando a personas censurables, dañinas y deplorables por completo; el avieso no debe tener el más mínimo espacio social porque trae pesares y maldiciones. 
  4. Es una necesidad espiritual procurar estar en compañía de aquellos que nos hacen el grato momento porque los temas que abordan son de componente social y humano. Quien anida en su mente cuestiones malas solo piensa en crear revés y agravantes a las personas nobles.
  5. El medio donde estamos viviendo hoy los dominicanos y las dominicanas impone la creación de personas que sirvan para avanzar, desarrollar y contribuir con su ejemplo a tener un mejor país. 
  6. El hogar y la escuela deben convertirse en los centros adecuados para la formación de esa mujer y ese hombre de nobles sentimientos. Los modales de los futuros miembros de la comunidad dominicana deben ser de solidez ética, moral y humanista.
  7. La formación que una persona recibe la acompañará en todo el curso de su existencia; será la guía de sus actividades laborales, familiares, intelectuales, sociales y morales. 
  8. De las instrucciones que asimilamos va a depender nuestra actuación en el medio donde desarrollamos distintas acciones ante los demás. Los sólidos conocimientos adquiridos hacen posible desenvolvernos y llegar a ser formales, conscientes y cumplidores con responsabilidad de aquello a que nos dedicamos.
  9. Formar a ciudadanos y ciudadanas para que en el futuro actúen apegados a principios y normas de decencia, de correcto comportamiento, es moldearlas a los fines de que ejecuten sus actos sobre la base de cómo han sido configuradas para el buen actuar. 
  10. Todos aquellos que nos formamos conforme la instrucción escolar de la década del treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta del siglo pasado, somos testigos de los métodos utilizados por nuestros maestros y maestras para que, con ejemplos prácticos, sacados de la cotidianidad, nos formáramos la idea de cómo actuar; la forma de conducirnos en cualquier actividad. 
  11. En los centros escolares de ayer, los instructores nuestros se preocupaban para que tuviéramos una formación integral, lo más completa posible, con el claro objetivo de que adquiriéramos conocimientos no solamente teóricos, sino también prácticos.
  12. Nuestros orientadores se las ingeniaban para que nos acostumbráramos a razonar, partiendo de una realidad objetiva, que fuéramos mujeres y hombres portadores de ideas con referentes a los cuales podíamos señalar para no caer en lo especulativo.
  13. Los maestros y las maestras de ayer, en las aulas nos mantenían cautivos, capturaban nuestra atención con prédicas que prendían de inmediato en nosotros. Es verdaderamente fascinante escuchar a un profesor o a una profesora en un lenguaje sencillo, explicando la forma como debe actuar una persona en el arte u oficio que ejecuta. 
  14. Siempre resultaban edificantes las motivaciones que nos daban nuestros instructores para que, en el mañana, actuáramos como personas hechas para hacer las cosas a la perfección o lo mejor dentro de lo humanamente posible.
  15. El niño o la niña aprende con suma facilidad si en la explicación que se le da se conectan los principios generales de la materia que se le ofrece con un ejemplo. Las ideas se fijan en la mente cuando se articula lo narrado con la estructuración de un objeto que las enlaza. 
  16. El que recibe la instrucción en forma natural y sencilla, no tiene que hacer mucho esfuerzo para acoplar espontáneamente en su cerebro lo que se ha querido que comprenda. Aquel que ha tenido una buena formación educativa la expresa en la actividad habitual que realiza, sin importar que sea como triciclero, médico, abogado o payaso. 
  17. Las educadoras y los educadores deben interesarse por entregarles a la comunidad personas eminentes; excelentes ciudadanos y ciudadanas, preparados para servir con calidad en cualquier actividad. El hombre o la mujer formada correctamente deben actuar para hacer sentir bien a los demás. 
  18. La orientación recibida por un estudiante proveniente de un maestro capaz, jamás da demostración de mediocridad, exhibe vulgaridad, ni cae en ser insignificante. La fanfarronería, jactancia y presuntuosidad que observamos hoy en muchas personas demuestran estar formadas para ser fantoches, huérfanas de modestia y sencillez. 
  19. La persona educada para el buen comportamiento desarrolla su actividad laboral en los marcos de la decencia y la prudencia. En el seno de la sociedad, cada quien actúa acorde con la instrucción recibida, de donde resulta que el limpiabotas, el abogado o el periodista, debe estar preparado para ejecutar su oficio o profesión sin convertirse en un individuo fastidioso, detestable, intolerable, pesado y de mal gusto. 
  20. Es una necesidad comenzar a crear conciencia en el seno de nuestro pueblo en el sentido de que se impone formar ciudadanos y ciudadanas que procedan en forma cuidadosa para que den demostración de ser escrupulosos y se desempeñen con absoluto esmero. 
  21. A la niñez dominicana hay que educarla, formarla, advertirla para que lo que decida hacer lo realice con elegancia; que demuestre estilo, dandismo en lo que haga; enseñarla, que es de mal gusto accionar fuera de tono, de medio pelo, con vulgaridad. 
  22. El país necesita contar con personas prestas a afanarse, a remirarse para que no siga destacándose el negligente, el que actúa con dejadez y sin formalidad alguna.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Ética y moral ciudadana deterioradas

  1. Con este escrito no pretendo hacer un catálogo de los vicios que adolece la sociedad dominicana actual, sino exponer algunos fenómenos nocivos que pueden ser tomados como referencia para comprender, por vía de comparación, la existencia de otros de igual naturaleza presentes en nuestro medio social.
  2. En el cerebro del ser humano se fijan reglas que le guían en sus actuaciones en el medio social donde desarrolla sus actividades; esa forma de actuar viene a definir no solo su conducta, sino su particularidad, su perfil espiritual.
  3. Un hombre o una mujer se manifiesta en uno u otro sentido dependiendo del lugar que ocupa en el ordenamiento social, la influencia ideológica negativa o positiva que ha asimilado; así como los principios y costumbres que pueden influir en su accionar material o espiritual.
  4. El cuerpo social dominicano es un terreno adecuado para que predomine el egoísmo sobre el altruismo. Se ve como raro aquel que se comporta con gestos de desprendimiento, sin procurar fines ulteriores; la codicia prima ante la generosidad franca.
  5. El individualismo conduce necesariamente a una conducta que cuadra perfectamente bajo un sistema en el cual el egocentrismo es guía de entes sociales que ven en la ausencia de desprendimiento una actitud ética.
  6. El ciudadano o la ciudadana que con sus actuaciones lesiona a la comunidad, es el vivo ejemplo de quien ha abrazado la concepción individualista.
  7. Es el desaprensivo que dirige sus actos por la línea del atrevido, y en su mente ligera no hay espacio para la prudencia y la reflexión, es el conductor o chofer que anda por nuestras calles y avenidas guiando su vehículo en forma imprudente.
  8. El delivery que se mueve por nuestras calles, manejando su motor sin ningún control ni prudencia, expresa así su sentido de desprecio a la ley, a la vida de los demás, su apego al libertinaje, y el convencimiento que tiene de que está viviendo en un medio social santificado por el desorden y la impunidad.
  9. El vecino que escucha su música con decibeles altísimos lesionando los oídos de sus otros vecinos, procede con la creencia de que actúa correctamente porque su nivel de educación, su falta de pupitre, cuaderno, libro y lápiz, lo hacen un hombre tarado por el sistema y, principalmente, por el sistema educativo dominicano que hace creer a muchos que son letrados, cuando en verdad no son más que analfabetos funcionales, y sin educación doméstica.
  10. El indecente, prototipo de sociedades dominadas por los vicios sociales, con sus actuaciones sirve de modelo a quienes proceden con descaro contra todo lo que significa delicadeza, dignidad y respeto y, al igual que aquellos que utilizan la politiquería y los negocios sucios para hacer dinero, sirve a nuestro pueblo como referente impúdico, ausente en su conciencia de todo lo que significa hidalguía.
  11. Para que el chisme llegara a convertirse en una industria, como bien dijo en su oportunidad el profesor Juan Bosch, la sociedad dominicana tenía que haber llegado, como llegó, a un estado de descomposición social, ético y moral sumamente bajo, lo que se evidencia por la aceptación que se hace del intrigante, mentiroso y vulgar.
  12. El que hace uso de los medios de comunicación para lanzar veneno difamatorio contra hombres y mujeres de bien, no ejecuta otra cosa que poner su cerebro letrino, como digno ejemplo de un ser humano arropado por la podredumbre de un orden social decadente, sustentado en una moral de cafres; quien daña con su pluma, le repugna el sentido humanitario; disfruta la crueldad y el sufrimiento de los demás. La bestialidad es su divisa.
  13. Disfruta con el engaño quien atrapado por un sistema social moribundo como el que impera aquí, carece de decoro y talento para vivir con dignidad ante sus conciudadanos; no resulta difícil vivir del timo. El engañador, con su lenguaje fraudulento, vive de timar a los decentes.
  14. Un medio social que respira moral de cafres, cuadra perfectamente con un ordenamiento basado en fuentes de ingresos provenientes del lavado, narcotráfico, juego de azar, tráfico de personas, inmigración ilegal y la prostitución en toda su línea.
  15. Los integrantes de la sociedad dominicana, en su generalidad, están perdiendo la capacidad de asombro ante la criminalidad, la delincuencia, el robo de los fondos públicos, y otras acciones delictivas, porque las perciben como formando parte de la cotidianidad, algo que sigue al actual orden social como la sombra al cuerpo.
  16. Nuestra sociedad no sanciona moralmente al tramposo porque la moral del actual orden social está acorde con el comportamiento de ese tipo de persona, que tiene como línea de conducta la cultura del estafador y el farsante.
  17. En un ordenamiento social que solo sirve para ser lanzado al zafacón de la historia, abundan aquellos que como seres humanos carecen de la más mínima integridad, totalmente contaminados. En esencia son subproductos de la sociedad enferma.
  18. En un medio como el nuestro, dominado por la mercancía dinero, la honra, al igual que la honorabilidad, carece de sentido. Aquí se ha olvidado que un ser humano sin honra es peor que un muerto en vida; integridad y honor, para muchos, poco valen ante el dinero.
  19. La elasticidad moral que rige bajo el sistema que impera en nuestro país, la misma se adapta a la conveniencia e interpretación de cada quien. Ella es tan flexible que sirve por igual a honrados y ladrones; es ajustable al comportamiento de serios y sinvergüenzas.
  20. En un ordenamiento social agotado, una familia deteriorada, una escuela ineficaz, y un medio social contaminado e insostenible, resulta difícil la existencia del progreso de la ética y la moral ciudadana.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Rasgos de la sociedad dominicana deteriorada

I.- La realidad que vivimos

  1. La práctica de la vida permite conocer la esencia de las cosas sin necesidad de ser un sabihondo, o experto con relación a un asunto o fenómeno cualquiera. Así, por ejemplo, para un médico conocer el estado de salud de un paciente no necesita extraerle toda la sangre de su sistema sanguíneo; le basta con una pequeña muestra para tener la información de su interés en torno a la enfermedad alojada en el convaleciente.
  2. De igual manera, no hay que ser un científico de las ciencias sociales para saber si un sistema social es infuncional; si no está en condiciones de dar respuesta a las aspiraciones materiales y espirituales de la mayoría de los miembros de la comunidad; y las contradicciones insolubles que manifiesta, generando así un cuerpo social estructural bajo el cual los que componen la sociedad adolecen de vicios sociales.
  3. Partiendo de lo antes expuesto, y aplicándolo a la concreción dominicana de hoy, podemos comprobar que estamos viviendo dentro de un cuerpo social deteriorado, enfermo, que padece enfermedades por todas partes, males sociales que están a la vista de todos.
  4. Aunque las afecciones que evidencia nuestro ordenamiento social son notorias, algunos de los testigos directos de su grave estado no quieren reconocer las ramificaciones de los trastornos que entrañan sus malestares.
  5. Hay médicos que, aunque saben que el paciente no tiene cura, con la finalidad de continuar esquilmando a sus dolientes les dicen que todavía hay esperanza de que se recupere de su situación agónica; también hay politiqueros, curanderos sociales que, conscientes de que el sistema, el cuerpo social nuestro está moribundo, para seguir aprovechándose del mismo hablan de sus supuestas bondades, que en verdad no son más que puras quimeras, utopías, ficciones, fábulas para engañar a las víctimas del sistema.
  6. Situaciones y circunstancias formadas alrededor del sistema van creando en forma objetiva sus realidades; algunos males se advierten con facilidad; otros requieren de más detenimiento para llegar a tener de los mismos un cabal conocimiento.
  7. Sería un desatino pretender que todas las dominicanas y los dominicanos asimilan por igual lo que es contenido social, es decir, lo que se refiere al accionar de las clases; el régimen económico y político del país; y otros fenómenos que ubican la organización político-social que depende de la base económica.
  8. El método, el estudio de los fenómenos sociales, la forma de alcanzar el conocimiento nos va a permitir explicar cómo elaboramos en nuestro cerebro las ideas para llegar a darnos cuenta de que el comportamiento de muchas dominicanas y dominicanos expresa vicios de la sociedad dominicana enferma, deteriorada.
  9. El actual ordenamiento social dominicano no exige un profundo análisis para evidenciar males sociales que se comprueban en la desigualdad; opulencia en un polo, y miseria en el otro; semejante situación bastaría para identificar un sistema injusto.
  10. El dicho ordenamiento social está acompañado de hambre, desempleo, analfabetismo e insalubridad; sin olvidar a sus aliados la politiquería, la corrupción y la debilidad e infuncionalidad de las instituciones.
  11. Lo que procuramos destacar en este trabajo no son las causas que determinan la expresión del sistema social en sí, sino los vicios que genera, la forma de la conciencia social que se refleja y se fija en las cualidades éticas que están en cada persona, y que comprobamos por su comportamiento en el seno de la sociedad.

II.- La sociedad dominicana de hoy y la formación de sus miembros

  1. El dominicano de hoy, condicionado por un sistema social inservible, no tiene condiciones para desarrollar las facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien.
  2. En nuestro medio social se han estado desarrollando seres humanos en condiciones difíciles, porque lo que diferencia a cada persona es su carácter, que es el resultado de su educación, la cual está hoy por el suelo. Poco se puede esperar de la forma de actuar de un educado en semejante situación.
  3. Para llegar a tener dominicanas y dominicanos que ajusten sus actos al correcto proceder, se precisa orientarlos en la formación de un carácter educado en sentimientos nobles; con un temperamento ecuánime; con condiciones y expresiones de sensibilidad.
  4. Precisamos de maestros que procuren en forma sistemática que el niño asimile una conducta moral y espiritual, a los fines de que en el futuro, cuando llegue a la juventud, y luego a la adultez, establezca y mantenga relaciones sociales armónicas para convivir en una comunidad amistosa, de fraternidad y concordia, ausente de conflictos.
  5. En la medida que se educa al niño o a la niña en el sentido de la valoración del ser humano, se contribuye a sentar las bases de edificar la sociedad del futuro, orientada en la solidaridad, cooperación y desprendimiento hacia el bien común. Si los niños y las niñas son educados en lo que representa querer a los demás, resulta fácil eliminar el odio, los rencores; quitar de su mente las negativas actuaciones.
  6. Una comunidad que no prepara a los miembros que la integran en los fundamentos de la solidaridad, amor, comprensión y cooperación, los entrega al individualismo, al odio, a la contrariedad, al egoísmo y al salvajismo.
  7. Resulta provechoso motivar a los miembros de la sociedad a impulsar su autoestima para que se levanten en el ideal de avance y progreso; alejados de todo lo que significa frustración, pero sin caer en la prepotencia y la intransigencia; nada de arrogancia, alardes ni jactancia, lo que no cuadra en las personas de buen proceder.
  8. Cada uno de nuestros conciudadanos debe formarse la idea de que no va a dejarse tragar por este asfixiante medio social moribundo; que va a elaborar proyectos y fijarse metas a cumplir, sin importar las circunstancias, con la finalidad de cambiar la actual realidad, para hacer aportes por el bienestar de todo el pueblo.
  9. Los dominicanos y dominicanas, en un ordenamiento con estructuras diferentes al de ahora, en el futuro se formarán en la bondad, procurando el bien hacia los demás; sería un comportamiento distinto al que algunos practican en la coyuntura actual, donde la maldad se expresa como algo normal, lo que avergüenza a cualquier ser humano sensible.
  10. La ambigüedad caracteriza, en sociedades influenciadas por taras, a todos aquellos que proceden como artistas de la simulación; sirve para identificar a los que no se definen, a aquellos que no sabemos si nos están diciendo la verdad o la mentira con su lenguaje dudoso y confusionista.
  11. El día ha de llegar, y ojalá fuera más temprano que tarde, en el cual la sociedad dominicana estará compuesta por ciudadanos y ciudadanas que rechacen las actitudes despreciables, esas cosas que ahora lesionan a las personas buenas.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Es impostergable la enseñanza de la ética

I.- Sobre la ética, educar al pueblo llano

  1. Ante lo complicado que puede resultar para muchas personas del país, entender en teoría lo que es la ética, procede recurrir a medios rudimentarios para que comprendan con facilidad ese concepto.
  2. La enseñanza elemental de una materia cualquiera, entraña hacer común su exposición para que sea alcanzable por hombres y mujeres del pueblo
  3. Si en verdad aspiramos a que las masas populares asimilen y se familiaricen con la ética, importa mucho generalizarla, hacerla lo más corriente que se pueda.
  4. A diario, en nuestro medio ocurren hechos que muy bien sirven como sucesos a ser tomados como referencia, y señalados como actos reñidos con la ética y no deben ser ejecutados porque son contrarios al correcto proceder.
  5. Se impone hacer uso inteligente de la didáctica para que la gente de a pie aprenda, partiendo de casos específicos, lo que es actuar dentro o fuera de la ética y los principios que la originan.
  6. Preparar al ser humano para que se acostumbre a proceder de una u otra manera, significa enseñarle a que haga algo con habitualidad, con capacidad y plena disposición.

II.- Educar tomando ejemplos

  1. Educar para actuar con ética es decirle a la niña o al niño, que sea auténtico, que su individualidad es innegable, y no debe comportarse falso, un simulador, porque la falsía es dañina.
  2. Es orientar, con sentido ético, llevarles a los estudiantes la idea de la necesidad de actuar apegados a la lealtad y rechazar la traición; practicar la nobleza y ser contrarios a la traición.
  3. Los padres deben educar a sus descendientes, para que practiquen la honradez como norma de vida y manera normal de proceder, a la vez que rechacen el robo por ser contrario a la ética.
  4. En el hogar, en voz alta, ante los hijos y las hijas, censurar a los ya condenados por sustraer fondos públicos, y hacerles saber que esos sancionados han manchado su nombre y el de su familia.
  5. En la intimidad familiar, hacer mención de ese que, fuera de toda ética, traicionó al amigo, comportándose como un completo desconocido de los principios que sirven de base a la confianza.
  6. Sin limitación alguna, censurar a fulano de tal porque al ignorar lo que es la ética, es un intrigante, no merecedor de confianza alguna, por lo que merece mantenerlo lo más alejado posible.
  7. A todas las personas que forman parte del círculo de la familia y de los amigos, hacerles de su conocimiento que zutano, negador de la ética, es un mentiroso que contamina la familiaridad y los lazos de amistad.
  8. Con la mayor franqueza hacer saber a los comunitarios más cercanos, de que ese individuo recién integrado, es de malos sentimientos, no sabe lo que es compartir con ética, porque tiene la palabra odio a flor de labios.
  9. A los fines de que ninguna persona buena sea víctima del desvergonzado vecino que se maneja privado de ética, conviene mantenerlo fuera del conocimiento de los asuntos confidenciales.
  10. No hay que ser muy inteligente para saber que por la forma de vida perversa que lleva ese tipo, no tiene el menor sentido de lo que es la ética que acompaña a las personas virtuosas.
  11. Si no queremos continuar siendo víctimas de esos camajanes que, por no actuar con ética, obran dominados por la maldad y los peores vicios que han pervertido a la sociedad en general.

Ideas finales

  1. La unidad de maldad y corrupción de costumbres y sentimientos, es la consecuencia de la ausencia de ética que ha hecho posible que la perversidad sea algo cultural en el ambiente dominicano.
  2. Ese canalla que ha hecho de la politiquería una forma habitual de vida, es de los que mantiene la ética fuera de las instituciones del Estado.
  3. El deshonesto, desprovisto de toda ética, considera que nuestro país va por buen camino, porque en un medio social corrompido, próspera aquel que bien se mueve en la obscenidad.
  4. Todo aquel que hace vida permanente en nuestro país, es un fiel testigo del descalabro ético y moral que padece la sociedad dominicana.
  5. El transcurrir de los días, hunde más a la República Dominicana, convirtiéndola en lugar propicio para desarrollarse quienes desprecian hacer vida apegada a la ética y a moral social.

viernes, 9 de septiembre de 2022

Mi exposición en la puesta en circulación del libro, Mi parecer sobre la sociedad dominicana de hoy

GRACIAS A CECOMSA


Quiero dar constancia de que este libro ha sido patrocinado por gentileza de CECOMSA, y la disposición de sus ejecutivos, los cuales deben ser imitados por todos aquellos capitalistas del país, que han hecho su patrimonio económico mediante prácticas normales del capitalismo, pensando como burgueses nacionales y no simplemente como ricos.


La motivación de publicar el libro


A la pregunta de qué motivó a Negro Veras, a publicar el libro: “Mi parecer sobre la sociedad dominicana de hoy”, Doy como respuesta lo siguiente:

Algunos de mis verdaderos amigos y amigas, así como familiares, me habían expuesto la idea de que, en el futuro, edite en forma de libros los escritos que he publicado en la prensa. Luego de analizar el consejo de las personas de mis afectos, y comprender que “nadie ha tenido a los dioses tan a su favor que pueda prometerse a sí mismo el día de mañana”, en vista de que mi porvenir está en el día a día, decidí aceptar la sugerencia y comenzar a recoger en diferentes pasajes lo que ya he desarrollado en los medios de comunicación.

Para empezar a ejecutar mi proyecto de reproducir en hojas debidamente encuadernadas lo que ya está en periódicos, me dirigí a Radhamés Acevedo, Flavio Darío Espinal J., José David Fadul Lantigua, Johnny González Corona, Lincoln López, Leoncio Peralta, Juan Reyes Eloy, Benjamín Rodríguez Carpio, Rafael Olivo Rodríguez Huertas, Emerson Soriano, Julio Aníbal Suárez D, María Alejandra Veras P., y a Rafael Emilio Yunén, solicitándoles me hicieran el favor de escribir la introducción a los capítulos que ya había escogido, y en conjunto formarían el libro.

El libro: Mi parecer sobre la sociedad dominicana de hoy, está dividido en trece (13) capítulos, cada uno con una introducción o prólogo que se refiere al conjunto, o a algunos de los escritos que componen la sección.

CAPÍTULO I


LO QUE ES UN AMIGO: Al momento de proceder a desarrollar los trabajos que integran el texto, en cada uno me sentí impulsado por alguna causa. Así, por ejemplo, el móvil para exponer mis ideas en el Capítulo I, tomé en cuenta lo que es la amistad auténtica y me inspiré en Arsenio Ureña, a quien, en vida, en su oportunidad le dije:

Arsenio, siempre te he dicho que tú eres de mis líderes empresariales de Santiago. Admiro en ti tu decisión de emprender nuevos centros de producción generadores de empleos. Esto ha impulsado respeto y admiración hacia ti en lo mejor de la sociedad dominicana que ve en ti un hombre de bien, un gran ser humano dispuesto a extenderle la mano solidaria a quien precise de ella.

CAPÍTULO II


Las lacras sociales aquí: En el capítulo II, identifico a esos individuos con los cuales nos encontramos en cualquier lugar, y muchas veces somos víctimas de sus maldades, porque no les conocemos sus características o manera de ser, las cuales pongo de relieve.

Quién no ha padecido un daño causado por el sinvergüenza, el mentiroso, el ingrato, el traidor, el trepador social, el oportunista, el envidioso y a esa rata que es el intrigante.

CAPÍTULO III


Las campañas electorales: El Capítulo III, del texto, recoge lo que entiendo es parte del accionar político en nuestro país. Por tal razón, me refiero a algunos asuntos de los que adolece la actividad política dominicana y en particular las campañas electorales que padecemos, la forma de acondicionar a los votantes, ineficacia de los partidos tradicionales, la palabra en la política, así como mi apreciación en el debate político de hoy y la necesidad de cambiar la intervención en el quehacer político nacional.

CAPÍTULO IV


La nuestra, una sociedad incapaz: El Capítulo IV, lo tomo muy en cuenta porque en el mismo expongo: La forma como está organizada la sociedad dominicana, la hace incapaz de garantizar una existencia digna; resulta inservible para generar felicidad; inútil para crear solidaridad; imposible de motivar el decoro, la honradez y las virtudes cívicas y ciudadanas. Ella es una calamidad porque es incompetente para satisfacer las necesidades materiales y espirituales más apremiantes de nuestro pueblo. Ella es inoperante porque no valida al ser humano por sus méritos, sino por su patrimonio económico.

CAPÍTULO V


Una foto sistémica: El Capítulo V de la obra, contiene artículos que deben poner a pensar muy detenidamente a cada una de las personas que tengan la oportunidad de leer el libro que motiva el encuentro de esta tarde. Así, con el título “La lectura de una foto con sentido sistémico”, me llevó a describir algo que me impacto profundamente, y que me permito narrar así:

Hace unos días, mientras caminaba por una de las principales calles de la ciudad de Santiago de los Caballeros, al momento de pasar por el frente de un negocio, observé en una de sus vitrinas la exhibición de la fotografía de una joven embarazada acostada boca arriba y desnuda. Mi reacción fue de asombro, quedé pasmado, totalmente sorprendido. Confieso que por primera vez en mi vida vi algo semejante.

Una joven embarazada decirle a su esposo o compañero sentimental que le tome una foto para conservarla como recuerdo de su proceso de gestación, no es nada del otro mundo. Pero una mujer preñada, visitar un centro fotográfico, desnudarse, solicitar ser retratada y autorizar que la fotografía sea puesta a la vista del público, es un asunto que entraña una conducta extraña en la dama preñada, y si semejante proceder se generaliza, entonces la cuestión tiene un carácter de habitualidad generacional.

La información de que dispongo es que se ha hecho algo frecuente en jovencitas embarazadas fotografiarse desnudas y solicitarle al dueño del estudio fotográfico que exhiba la foto. El hecho de que este proceder se haya hecho común y corriente nos dice que hay todo un segmento de la sociedad dominicana que moralmente lo ve normal. De seguro que nunca le pasó por la mente a la abuela de la joven fotografiada, estando embarazada, posar boca arriba desnuda para fotografiarse y luego pedir que la foto fuera puesta a la vista del público.

CAPÍTULO VI


La sociedad dominicana no se sostiene solamente con zonas francas, turismo, préstamos y remesas.

En el Capítulo VI del libro que comentamos, sin mucho esfuerzo, podemos comprobar lo que lamentamos tener en educación y conducta.

De esta sección he retenido tres ideas. Las cuales son:
  1. Aquel que ponga en duda, o desconfía de la certeza de la bajeza moral de la sociedad en que vivimos, le basta con saber que el movimiento económico nacional también se alimenta, entre otras cosas, de recursos económicos provenientes del tráfico de drogas narcóticas; armas y personas físicas; del dinero lavado de operaciones del crimen organizado; de la prostitución de niñas, niños y adolescentes; del trabajo infantil y de otras actividades que tienen su fuente en la corrupción, la degradación, la deshonestidad y el envilecimiento más repugnante.
  2. La realidad nos dice que no podemos seguir como hasta ahora, que esto tiene que cambiar para bien. Es imposible seguir viviendo en igual forma de comportamiento; perpetuar lo que estamos practicando desdice de nosotros como pueblo del siglo veintiuno; prolongar el estado de desorden sería un desatino, un absurdo. Esto tiene que cesar, debemos hacer un alto en el camino que nos está llevando a la sinrazón.
  3. El derrotero por el cual vamos pinta mal. El camino que estamos trillando no nos lleva a buen destino; el comportamiento, la conducta que exhibe la generalidad de los dominicanos y las dominicanas no es nada halagüeña. El panorama es, lamentablemente, desalentador. Y que conste, soy optimista, pero trato de ser realista; me gusta tener mi reloj en hora con respecto a la realidad nacional.

CAPITULO VII


LA FAMILIA, porque es la célula principal de la sociedad humana, en el libro no podía dejar de referirme a ella y pintarla tal cual es en la actualidad en nuestro país.

La depravación que hoy exhiben diferentes segmentos de la sociedad, es la ausencia de una correcta orientación hogareña. Las niñas y los niños que en nuestro país andan por esas calles de Dios, compitiendo para ver cuál es el más crapuloso, malcriado y pervertido, son víctimas de una paternidad tragada por el medio social que desconoce la decencia y lo virtuoso.

CAPÍTULO VIII


Comunistas y católicos. Creo firmemente que en el mundo terrenal, comunistas y católicos pueden luchar juntos contra las injusticias, aunque luego, en el cielo, cada quien ocupará su lugar, sea en la gloria o en el infierno.

En el mismo capítulo me refiero a una persona que hoy lleva buenos mensajes a toda la humanidad: El papa Francisco.

Mi admiración por el papa Francisco, la expreso en el libro cuando digo: El Papa Francisco, se ha ganado a las personas sensibles del mundo, sin importar creencia religiosa. Él llega a comunicarse con facilidad; no tiene nada de introvertido o reservado a la hora de manifestar su sentir con relación a un asunto de interés general.

CAPÍTULO IX


La legalidad o ilegalidad de los haitianos indocumentados: El Capítulo IX de la obra: contiene un profundo análisis a manera de prólogo, escrito por el brillante jurista licenciado Olivo Rodríguez Huerta, en la cual hace un análisis profundo respecto a la nacionalidad de los hijos de los indocumentados haitianos.

CAPÍTULO X


La democracia dominicana. El Capítulo X lo tomo para referirme a la democracia representativa que impera aquí, de la cual digo que:
  1. Para el pueblo dominicano la democracia no ha sido más que una ficción en la cual ciudadanas y ciudadanos, no son más que simples números, objetos, figuras decorativas motivadas por las cúpulas de los partidos del sistema para que cada determinado tiempo comparezcan a las urnas a depositar sus votos, y así legalizar las instituciones que conforman el Estado. Una vez el elector o electora cumple con la formalidad del voto, deja de ser actor dentro de la democracia representativa.
  2. No hay que estar dotado de una gran inteligencia ni ser un sabihondo de las ciencias sociales, para comprender que la generalidad de los que hablan de los avances, logros y virtudes de la representativa, lo hacen conscientes de que están confundiendo al pueblo dominicano. La democracia que padecemos dominicanos y dominicanas descansa sobre bases falsas en su asiento económico, en sus instituciones y en los partidos políticos que la defienden.
  3. La miseria, la indigencia en que vive la generalidad de nuestros connacionales, el estado de abandono en el orden de la salud y educación pública, es la expresión clara de que la democracia que predomina aquí es la del presupuesto nacional, la cual tiene su razón de ser en la posibilidad que ella da para que un grupo pueda enriquecerse con los recursos del erario, mientras el pueblo sigue viviendo al margen del progreso.
  4. Lo que ofrece la democracia dominicana es lo que a diario vemos en los barrios marginados, en la cara de los desocupados, de los niños desnutridos, de los enfermos que no tienen acceso a los hospitales público, y la descomposición social manifiesta.

CAPÍTULO XI


Mi profesión, la de abogado: El Capítulo XI, de la obra, lo tomo para referirme a la profesión de abogado y cómo llegué a la misma y termino con dos razonamientos de lo que hoy creo de ella y por qué.

No estoy formado para la trampa, la fullería ni el argumento embaucador y, lamentablemente, hoy el que predomina es el trampista, chocarrero y jugador de ventajas. Este es el medio ideal para quien carece de talento para defender el caso de su cliente con altura, al margen de la estratagema, la argucia y las malas artes. La profesión de abogado hoy, al igual que todo lo que se mueve en el medio social donde vivimos, hay que ejercerla apoyándose en el ventajismo y comadreo, algo para lo que no debe prestarse quien respeta la ley, el derecho y la justicia.

La sociedad dominicana tenía que llegar a un alto grado de degradación, de envilecimiento, y el fenómeno de la corrupción arroparla por entero, para que una actividad enaltecedora como la abogacía se rebajara, se desacreditara hasta el punto que asquea a quienes por vocación llegamos a ella venerándola.

CAPÍTULO XII


Discriminación a los LGBTQ: Cómo escribir un libro sobre la sociedad dominicana y no hacer mención de los prejuicios, de las taras que reducen al ser humano, una de las cuales es discriminar.

En los marcos de la discriminación es que hay que ver a los que aquí, y en cualquier otra sociedad, manifiestan u ocultan en el fondo de su alma actitudes discriminatorias contra aquellos que ejercen su derecho a una preferencia de sexo igual al suyo.

La discriminación contra los LGBTQ busca aislarlos de los demás integrantes de la sociedad, colocarles en estado solitario, de desterrados, abandonados, en condición de segregados en su mismo lar nativo, como un emigrante viviendo en su propio país.

En la discriminación contra los LGBTQ se busca afincar en la conciencia nacional, con la perversidad aliada a la cizaña, sembrar discordia, hostilidad, disensión y desavenencia, que es la obra de los limitados mentales en su proceder de envenenadores, incapaces de cultivar y motivar la concordia y la sana comprensión para la convivencia civilizada, sin importar la preferencia sexual.

En nuestro medio, la discriminación inducida contra los homosexuales, busca que estos acepten que su preferencia sexual no es el ejercicio de un derecho suyo, sino un lastre, una ofensa a la sociedad, una carga maldita, una rémora para sus compatriotas, que su condición de LGBTQ le coloca como un estorbo social que no merece vivir.

El discriminador que respira odio hacia los LGBTQ anda, mentalmente, armado con su lengua como un látigo para a la menor oportunidad azotar a aquel o aquella que ha decidido darle riendas sueltas a su voluntad y, en pleno ejercicio de su preferencia sexual, ha elegido amar a otro ser humano de su mismo sexo.

CAPÍTULO XIII


Mi adiós a los estadios de beisbol: Finalmente, en el libro no podía dejar de referirme al deporte que, después de la lidia de gallos, es el más popular en el seno de nuestro pueblo: El béisbol.

El Capítulo XIII viene a hacer la función de aflojar la tensión creada con la lectura de los doce apartados anteriores. La atenuación al abordar el asunto de la pelota, destaco mis vivencias en el béisbol para concluir con Mi adiós a los estadios de béisbol profesional. ¿Qué me motivó a dejar de asistir a los estadios de béisbol en mi país?

La generalidad de los que hoy van a presenciar los juegos de béisbol profesional a nuestros estadios, disfrutan el momento, no solamente viendo a su equipo ganar, sino también mirándole el trasero a una “cubetera”, escuchando música buena o mala, por amplificadores a todo dar; a un fanático bailando sin camisa sobre su asiento, o en estado de locura por la emoción que le produce el oportuno cuadrangular disparado por un bateador del equipo de su simpatía. Sin olvidar la forma como jovencitas ejecutan movimientos excitantes.

Necesidad de difundir la ética

I.- Hablar de ética espanta

  1. En ocasiones, los seres humanos embriagados de sueños, cargados de ilusiones, dominados por esperanzas y con sus cerebros hinchados de tantas y tantas ideas hermosas, terminan siendo, víctimas de desengaños.
  2. Algo semejante puede ocurrirle a quienes permanecen exaltados de ánimos, y su apasionamiento les lleva a creerse felicidades infundadas 
  3. Debemos actuar convencidos de que por más que queremos ilustrar a los sectores más confundidos de la sociedad, no basta con llevarles luz, si el sistema mantiene el oscurantismo, porque los grupos dominantes están interesados que predomine la desorientación.
  4. Dejar para después, postergar la educación de los hombres y mujeres del pueblo, responde a los intereses y deseos de las clases que se benefician de la ignorancia. La falta de instrucción en los oprimidos, prolonga su explotación.
  5. Se puede llegar a pensar que sería un error gravísimo referirse a la liberación de los marginados sociales, en un ambiente de opresores, lo mismo que constituye una apostasía exaltar la ética en un medio dominado por inmoralidades.

II.- Reiterar el mensaje de la ética 

  1. Al escribir varios artículos con relación al descalabro de la ética en el ambiente dominicano, no escapa a nuestro conocimiento que podemos caer en ser de los ingenuos que no comprenden que sus sermones de "moral educativa" significan una traición a los intereses de las clases oprimidas.
  2. No desconocemos que los problemas sociales solo en la vida social tienen solución; que las clases dueñas del poder se ocupan de la educación en la medida que favorece a sus ganancias y sin que la instrucción llegue a ser un arma en manos de los pobres.
  3. El fango social dominicano se caracteriza por las más bajas pasiones, expresadas en la deshonra, indignidades y deshonor. Por tanto, a falta de la más mínima ética, cualquier mensaje para adecentar hace menos pestilente el ambiente. 
  4. Aunque no es más que una necedad que incomoda a los que bien se sienten en este clima adecuado para inconductas, nada quita exponer sobre la ética, aunque la misma sea echada en zafacón roto, relegada al olvido o mil veces maldecida como necia. 
  5. Abordar en nuestro país el asunto de la ética, poco importa que sea considerado fuera de tiempo y de razonamiento, lo implícito o imprudente, no quita lo oportuno, lo pertinente, tratar de que se escuche algo relacionado con decencia.
  6. Cualquier espacio debe ser aprovechado para ir sembrando la idea de que no debemos continuar viviendo en un círculo social solo adecuado para personas que disfrutan las acciones censurables, pero rechazan las no pecaminosas.
  7. Lo que debe desear lo mejor de nuestro pueblo es limpiar, sentirse que vive en su país y que es aseado en lo ético y moral, diferente al que ha padecido con bases alejadas del adecentamiento.

III.- Necesidad de una sociedad nueva para una ética nueva 

  1. La existencia decente la llegará a tener la comunidad dominicana, cuando cada uno de sus miembros decida obrar respondiendo a la decencia, fruto de la probidad, que no sería otra cosa que la integridad, como consecuencia de su accionar ético.
  2. Nuestro país se ha degradado moralmente porque ha asimilado las lacras que genera el presente ordenamiento económico y social, que cada vez más exhibe sus fallas y, por tal razón, la moralidad está de capa caída.
  3. Portarse bien, actuar correctamente y ser honesto, hace tiempo que ya no son tomados en cuenta en las relaciones que se dan entre dominicanos y dominicanas. El comedimiento no está en nosotros porque lo indecoroso ocupa su espacio.
  4. La realidad está enseñando a las dominicanas y a los dominicanos, que la sociedad donde convivimos cada día empeora más, tiende a descomponerse desde el punto de vista ético y moral, y la agudización de las inmoralidades deben motivar preocupación en la gente auténtica.
  5. La poca ética que quedaba en la conciencia de algunos grupos humanos del país, se les ha agotado, y con su terminación no le queda otra cosa que ser de igual bajo proceder que la mayoría. El correcto actuar está liquidado.
  6. Ser testigo del descalabro ético en el proceder de la mayoría de nuestros connacionales, genera malestar psíquico que lleva a inestabilidad emocional; entristece y nos hace sentir que formamos parte de una sociedad que abruma.
  7. El hecho de la mayoría de nuestros coterráneos accionar sin apego a principios éticos y morales, nos coloca en una situación digna de lástima, lo que debe motivarnos a reflexionar, para cambiar de rumbo, y con una orientación para construir un nuevo país, sostenido en otro orden social que venga acompañado de una ética y nueva moral.
  8. Con todo pesar hay que decirlo, pero la triste realidad es que en el ambiente dominicano se han encompinchado la opresión material y la degradación ética; mezclando lo impúdico y la pobreza; armonizando la depauperación del pueblo y la desvergüenza, en fin, hay chanchullo entre la minoría nacional y su deseo de que se mantenga la ausencia de ética, para que siga predominando el vivir en el descalabro del correcto proceder.

lunes, 5 de septiembre de 2022

La ética y los maestros

Introducción

  1. La dominicana de hoy, como sociedad humana está moralmente dañada. Sin pretender ser moralista de hojalata, ni tener como profesión educar a niños y niñas, creemos que todavía es posible que, para el porvenir, el país cuente con mujeres y hombres decentes.
  2. El ente social dominicano del mañana, formado con principios orientados para hacer el bien y rechazar el mal, requiere desde ahora contar con la orientación de maestros que, además de enseñar, sirvan como ejemplo de moralidad.
  3. A los fines de escribir este artículo sobre la ética y los educadores, hemos tenido a la vista y alcance la obra Psicología Evolutiva y Pedagógica, en los capítulos que se refieren a la base psicológica de formación de la moralidad, y psicología de la personalidad del maestro. 

I.- La influencia de la personalidad del maestro en el alumno

  1. Poco importa lo sólido o débil del ordenamiento económico y social sobre el cual descansa una sociedad, para saber el papel determinante que desempeñan los maestros en la educación de los niños y las niñas, porque la persona que enseña fija ideas en el cerebro de sus alumnos.
  2. Desempeñarse como estudiante durante varias décadas, permite saber que no toda persona reúne condiciones para educar, porque se imponen específicas cualidades en quienes aspiran a ser verdaderos pedagogos.
  3. El contacto, ese acercamiento del maestro con su discípulo, hace posible el establecimiento de la comunicación directa y el trato que facilita la ascendencia del enseñante sobre el educando.
  4. Cualquier dominicana o dominicano, preocupado por el camino por donde transita el sistema educativo en nuestro país, y la poca o ninguna buena orientación difundida en la generalidad de los centros escolares, es para tomar en cuenta la formación de los educadores de que disponemos.
  5. Al momento de seleccionar el material humano que va a encargarse de ir enseñando a la niñez, se hace indispensable proceder con espíritu de elección, escogiendo al pedagogo que por sus condiciones consustanciales, más puede dar para servir de ejemplo por el sello de sus cualidades personales.
  6. La capacidad y fuerza para obrar como educador, tienen que estar unidas a las condiciones de las personas para alcanzar con eficacia una correcta formación en aquellos a quienes se procura educar.
  7. No solo los conocimientos del maestro ejercen influencia en las niñas y en los niños, sino también su propia alma. No existen reglamentos ni programas que puedan sustituir la personalidad en el trabajo educativo.
  8. Un maestro, además de dominar la doctrina que imparte, puede servir de ejemplo por su modo de ser y convertirse en viva estampa para aquellos a quienes alecciona.
  9. Lo propio y esencial en el maestro es participar en confeccionar la realización de la conducta de sus alumnos, porque el aprendizaje se logra con el estudio y siguiendo a quien se toma como modelo.
  10. El educador ejerce influencia en su discípulo cuando le motiva a formarse sólidas convicciones y le ve como su mentor, líder espiritual y gran orientador.
  11. Educar la voluntad y el carácter de los alumnos, es obra de maestros conocedores de sus deberes como pedagogos y constructores de entes sociales que serán para su país de utilidad cívica y ciudadana.

II.- Cualidades específicas en el maestro

  1. Las características o manera de ser no están unidas a cualquier persona para desempeñar la función de educar, porque para cumplir la tarea de instruir son indispensables cualidades muy particulares.
  2. Un individuo con una formación de patán, está imposibilitado para educar a niñas y niños en el correcto proceder. La mujer o el hombre rústico, no está para adiestrar en el obrar con ética y decencia.
  3. Un embaucador sirve para lograr engañar a un tonto, pero un maestro no capta voluntades con embustes, sino cultivando el intelecto y aplicando razonamientos lógicos con métodos educativos.
  4. Un ser humano, para ser maestro, debe poseer un gran trato, combinar elevada exigencia, sensibilidad, sentido de la justicia, humanismo, optimismo, tenacidad, entereza y autodominio.
  5. Tomando en consideración las cualidades que deben estar unidas a la personalidad del educador, llegamos a darnos cuenta de que, en nuestro medio, la generalidad de los maestros están muy lejos de cumplir con las exigencias de las capacidades pedagógicas.
  6. Las cualidades docentes han de estar en las prácticas didácticas, contributivas, perceptivas, expresivas, comunicativas y organizativas. 1

Ideas finales

  1. Un individuo cualquiera, de esos que andan por esas calles de Dios haciendo diabluras, no está en condiciones de cumplir la misión de la enseñanza, porque para enseñar hay que estar rodeado de cualidades relevantes, como transmitir al alumno determinados conocimientos, actitudes y hábitos.
  2. Hoy, luego de transcurridas varias décadas de haber recibido la formación educativa, se comprueba la influencia determinante que ejerció la personalidad de quienes se dedicaron en cuerpo y alma a formar a toda una generación que todavía ahora demuestran que fueron bien educados como ciudadanos y ciudadanas con alto sentido ético, cívico y ciudadano. 
  3. Nuestro país, particularmente la ciudad de Santiago de los Caballeros, en su momento contó con maestras y maestros que fueron verdaderos guías espirituales, y a la vez sirvieron de prototipo de ética y moralidad.
  4. Santiagueras y santiagueros que todavía viven, excepcionalmente bien formados como profesionales de su área e ilustres por su correcto proceder, ético y moral, deben su conducta a meritorios educadores del pasado.
  5. La práctica de la vida ha demostrado que no fue en vano el esfuerzo de mentores como Fela Santaella, Altagracia Iglesias, Juan José Estévez, Elsa Brito y otros enseñantes, que dieron en Santiago de los Caballeros los mejores años de su existencia para que el país contara hoy con discípulos suyos meritorios.
___
1: Libro Psicología Evolutiva y Pedagógica, páginas 332 y 333.

jueves, 1 de septiembre de 2022

Educar a educadores en la ética

I.- Escuelas y universidades para educar a educadores

  1. Si en verdad estamos interesados en contar para el porvenir del pueblo dominicano, con un ser humano nuevo en su forma de comportarse, debemos, desde ahora, comenzar a preparar a quienes se encargarán de educar a los que luego harían de instructores.
  2. Conviene que aquellos que hoy controlan el poder del Estado, procedan a instituir escuelas, a la cuales asistan como alumnos y alumnas, una selección de personas para, dentro del conjunto, escoger a las que demuestren reunir condiciones pedagógicas para que se ocupen de desempeñarse en instrucción ética y moral.
  3. Hay que procurar que de esos centros educativos salga la esencia de la persona que tiene un concepto permanente e invariable del correcto proceder, y esté adiestrada para transmitir su aprendizaje a aquellos que serán sus discípulos.
  4. Por el deterioro ético y moral que se encuentra el actual cuerpo social dominicano, para dejarle algo sano a las futuras generaciones, se hace necesario recurrir a hacer preferencia de los salvables en el orden educativo.
  5. De una selección de maestros especialistas en su profesión, el país puede darle inicio a lo que será lo exclusivo para enseñar ética en la prédica y en práctica.
  6. Aunque no son muchos, el país todavía cuenta dentro del sistema educativo vigente, con lo que puede llegar a convertirse en lo más depurado y concentrado del magisterio nacional.
  7. Es cuestión de que de una facultad o escuela universitaria, salga ese ente social que va a educar en lo intelectual, íntegro y moral, a la ciudadana o al ciudadano que en el mañana se sentirá orgulloso de ser decente, y con agrado decir que fue instruido por lo más exquisito del profesorado de su época.
  8. A nuestros connacionales del mañana, hay que educarles con los educadores quintaesenciados que es posible extraer de lo más florido que se pueda sacar de lo depurado para lograr producir gente limpia en su manera de obrar.
  9. Porque la mayoría del ser humano formado en la sociedad dominicana de este período histórico está moralmente averiado, como consecuencia de la asimilación que ha hecho de los vicios sociales más dañinos, se impone confeccionar una nueva persona que en ética y moral no sea ni la sombra de lo que es la actual.
  10. Ante la ausencia de ética en la generalidad de los que componen la sociedad dominicana, se requiere de preceptores entregados por entero a hacer obra de aseo formativo para eliminar de las mentes sucias toda la porquería que en ellas se ha alojado.

II.- Elevar la didáctica para alcanzar la ética

  1. La didáctica llevada a su más alta calificación es necesaria en nuestro país de manera urgente, muy en particular ejecutada por pedagogos adecuados en la preparación de comunidades que, como la dominicana, se ha perdido el honesto proceder.
  2. Nuestro país se encuentra hoy en la situación de que se le hace imprescindible contar con personas con la suficiente calidad moral para instruir a los que serán los futuros dirigentes de las instituciones y órganos de la sociedad en general.
  3. Porque nos estamos moviendo en un ambiente de personas carentes de rectitud e integridad, y dominadas por inmoralidades e indecencias, hay que formar a los que han de enseñar a ser honestos y tengan la ética como línea de actuar.
  4. Resulta inaceptable continuar fomentando el desarrollo de un medio de sinvergüenzas, granujas y pillos. Necesitamos convivir con ese hombre o mujer respetuosa, pudorosa y comedida. 
  5. Estamos hastiados de tener que compartir con individuos farsantes, mentirosos y embaucadores de todos los calibres. Merecemos departir con los comunitarios sinceros, realmente veraces y auténticos por entero. No más trato con habladores, charlatanes e impostores.
  6. Una comunidad humana que procura ser decente, debe preocuparse por contar con integrantes que hagan la vida llevadera, y no en compañía de fastidiosos que solo traen incomodidades y agobios. Merecemos estar con gente que motivan agrado, no con quienes nos causan enfado y aburrimiento.
  7. Porque la sociedad dominicana está agrietada en lo ético y moral, en ella se destaca el que se comporta lleno de perversidad y depravación porque es un infame. Aquí ha desaparecido el bondadoso, porque su lugar está ocupado por quien cree en la maldad.
  8. Desde ya hay que comenzar a pensar en la forma de cómo debe obrar la dominicana o el dominicano del futuro, para que sea noble, honesto y auténtico, merecedor de ser exaltado y querido por sus virtudes cívicas, éticas y ciudadanas. 

Ideas finales

  1. Debemos dar inicio a la formación de los maestros que van a educar al dominicano del porvenir, para que sea ejemplo de buena conducta, sociable y listo para integrarse a la lucha por el progreso social.
  2. Se hace necesario ir desarrollando al educador que le entregue a la sociedad dominicana, a una mujer o a un hombre que dé amor a los demás, sea solidario y contribuya a elevar la dignidad de sus conciudadanos en la ética y la moral.
  3. En la brega política y social del pueblo dominicano por un mejor país, debe ser un objetivo fundamental la formación de los maestros y maestras del futuro.
  4. En su momento, J.A. Comenio, C.A. Helvecio, Werke I.Kant y Carlos Marx, polemizaron respecto a la pregunta de quién educará al educador 1. En nuestro país, en la actualidad, a los que han de educar a los educadores del futuro, hay que buscarlos en el 2.9%, de los que en el año 2017, fueron calificados como excelentes dentro de los 60,000 examinados en la evaluación de desempeño 2.
___
  1. S.A. Helvecio, De I’ esprit, Paris, 1781, vol.II, pág.426 I. Kant, Werke, Berlín, 1907, vol. VII, pág. 325 y Marx y Engels, Werke, Berlín, 1958, vol. 3 pág. 5.
  2. Periódico Hoy, lunes 29 de agosto 2022