Por: Ramón Antonio Veras.
1.- Aquellos que se asociaron para matar a mi
hijo Jordi, no estiman el menor respeto
por la vida humana; es un grupo que tiene como oficio el crimen por encargo; causar dolor a los
demás es su satisfacción; con el agravante de que esa gavilla cuenta entre sus
miembros con Adriano Román, que se ha dispuesto invertir recursos
económicos para pagar tarifas de matones.
2.- Ante una cuadrilla de
desalmados, como la financiada
por Adriano Román, y pretendió
asesinar a Jordi el 2 de junio de 2010, debemos de mantenernos vigilantes por
sus maquinaciones. Los profesionales
del crimen hacen del mismo un hábito; su costumbre de matar es para ellos
rutina de vida criminal.
3.- En un
medio social como el nuestro, en el cual la mercancía dinero desempeña el papel
más importante, y Adriano Román, dispone de ella en abundancia, y teniendo a su alcance y disposición a los que viven de
matar por un precio, se impone que la sociedad utilice los mecanismos que la
ley pone a su alcance para defenderse de aquellos que dan demostración de ser
incorregibles; impenitentes delincuentes, reincidentes asesinos, recalcitrantes
perturbadores sociales.
4.- La
sociedad dominicana en general, y mi familia en particular, tiene legítimo
derecho a vivir en paz, sin sobresaltos ni sorpresas. La intranquilidad no
puede formar parte del desenvolvimiento normal de los hombres y mujeres de
bien, pues entonces la criminalidad, la delincuencia habrá tomado su imperio en el medio en que vivimos,
y habremos sucumbido ante el reino del
crimen.
5.- La sanción
penal con privación de libertad procura, entre otras cosas, reeducar al que ha
delinquido, pero aquel que, como Adriano
Román, ha reincidido en el crimen y persevera en el mismo, se impone tomar en
su contra medidas excepcionales para evitar nuevas víctimas fruto de su
obstinada decisión de continuar pagando para matar a mujeres y hombres honrados
y decentes, como Miguelina
Llaverías y mi hijo Jordi Veras.
6.- Si como
sociedad civilizada disponemos de instrumentos
legales para enfrentar a los
delincuentes incorregibles como Adriano Román, debemos hacer uso de los mismos para defendernos de sus maquinaciones y
ataques, y no esperar que otras víctimas suyas, como Miguelina y
Jordi, sufran las consecuencias de quedar con vida pero marcadas con el sello de la voluntad criminal
de Adriano Román, quien disfruta
calculando y poniendo en práctica
crímenes por encargo desde el mismo recinto carcelario donde se encuentra
recluido.
7. Todo
antisocial peligroso, además de recibir sanciones ejemplarizadoras, sus
movimientos en el recinto carcelario donde cumple condena deben ser sometidos
a un control absoluto; constituye un riesgo mantenerlos en
condiciones de movilidad igual a los demás
reos.; a mayor peligro generado
por un criminal más intensa deben
ser las medidas de control.
Adriano Román por su peligrosidad es un recluso que debe estar en una
celda de alta seguridad.
8.- Un estado
de incertidumbre no cuadra con la vida llevadera de una persona de bien; vivir
a expensas de lo que desde la
cárcel Adriano Román ordena ejecutar a
un sicario, es incompatible con una existencia sosegada como merece todo persona
trabajadora, honesta y útil.
Santiago de los Caballeros,
2 de septiembre de 2014.